PRÓLOGO
-Me quiero ir.-dijo un serio pelinaranja, mirando con fijeza a su capitán.
-¿Qué?-preguntó el mayor, mirándolo con sorpresa.
-Me quiero cambiar de escuela.-repitió el más bajo.
El peliblanco suspiró, viendo la seriedad y la sinceridad en la expresión de su kouhai.
-¿Estás completamente seguro?-el kouhai sonrió con tristeza por la preocupación de su senpai.
-Sí, lo estoy.-el senpai sonrió con tristeza también.
-Entonces te deseo suerte, donde sea que vayas.-el peliblanco le revolvió el pelo al pelinaranja, riendo con alegría, tratando de camuflar su tristeza.
El más joven también rió.
-Gracias.-dijo el kouhai, con lágrimas listas para caer en las comisuras de sus ojos. Viendo la cara sonriente y llena de lágrimas del senpai.-Gracias por todo, senpai. Has sido un buen senpai y un gran capitán.
-No es como si no nos fuéramos a ver nunca más.-río el mayor, limpiando sus lágrimas, aunque seguían bajando más y más.-No eres solo mi kouhai, o un simple compañero de equipo...
-Senpai...
-Eres mi cachorro.-le acarició la mejilla con delicadeza, el omega se acurrucó en su toque, llorando, el alfa sonrió con cariño, sintiendo un amor tan puro como la más blanca nieve.-Eres mi pequeño, siempre te querré, siempre estaré ahí para ti. No importa a donde te vayas, yo siempre estaré para ti cuando me necesites, nunca lo olvides, cachorro.
-Nunca lo haré.-abrió los ojos, miró al alfa y sonrió con amor.-Acudiré a ti siempre que lo necesite.
-Bien.-sonrió con dulzura.-Ahora vamos. Tienes muchas personas de las que despedirte, Hinata.
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