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El omega de Wall Street

PRÓLOGO


-Peter, Kate Moreau ha escapado de prisión.

-¿Qué?

-Los Marshall quieren que los ayudes.

-¿Yo? ¿Por qué?

-Porque fuiste el único que la atrapó.

Suspiré. Fantástico. Otra noche sin ir a cenar a casa. 

-Neal se va a enfadar...-me acaricié la frente con la mano derecha. Neal de verdad que se va a enfadar esta vez.-Voy a llamarle.

Vi la sonrisa burlona de Diana mientras cogía el móvil y negué con la cabeza. Esta novata...

-¡Peter!-sonreí al escuchar el entusiasmo en la voz de mi omega. Sí, mi omega. Oh, que bien se escucha eso.-¿A qué hora vas a llegar hoy?

La sonrisa se borró de mi rostro.

-Neal, cariño...-empecé, pero él me cortó. El entusiasmo en su voz habiendo desaparecido por completo, y realmente me sentí como una mierda por eso.

-No me lo digas, otro caso importante.-susurró Neal, sentí su tristeza y su decepción a través de nuestro lazo y mi sentimiento de culpa aumentó. Estoy bastante seguro de que él lo notó, porque pude oír la sonrisa en su voz la siguiente vez que habló.-No importa, no importa. Lo entiendo, de verdad. Tienes que atrapar a los malos.-hizo una pausa y oí que hablaba con alguien, seguramente Elizabeth, su asistente personal.-De todos modos, me acaba de surgir un problema con un cliente, así que supongo que yo no habría llegado a casa para la cena de todos modos.-suspiró.-Bueno, te dejo seguir, adiós, Peter.

-¡No, espera!-exclamé, sentí sus sobresalto por nuestro lazo, pero es que oír la decepción en su voz pudo más que yo.-Lo que quería decirte en realidad es que quería que te pusieras ese vestido verde oliva que te regalé por tu cumpleaños para la cena. Te llevaré a tu italiano favorito.

Sentí su alegría vibrar por todo mi ser y me sentí muy satisfecho por haber conseguido alegrar a mi omega. ¡A la mierda Kate! Mi matrimonio es mucho más importante.

-¿El Chanel que venía con los zapatos de esmeraldas a juego?-preguntó y pude ver perfectamente la sonrisa en sus labios y el sonrojo en sus mejillas en mi mente.

-Sí, ese.-Asentí aunque Neal no pudiese verme.-Además, combinan con ese juego de joyas de esmeraldas que te compraste la semana pasada. Podrás estrenarlos.

Casi podía verle saltando emocionado delante de mí.

-¡Sí, vale!-sentí como mi corazón se hinchaba de amor al oír la alegría en su voz.-¡Suena genial, me los pondré! ¿A qué hora tengo que estar listo?

Sonreí con más alegría.

-Iré a recogerte a casa a las 19h.-hice una pausa mientras me pensaba un poco lo siguiente que iba a decir. Pero, ¿porque no?-Alquilaré una limusina de esa empresa que te gusta, esa que deja vino caro para los clientes.

Ahora sí que podía oírle saltar, hasta escuché un pequeño chillido de emoción salir de sus labios. También escuché a Elizabeth pidiéndole que se calmara. Pero yo conocía a mi Neal, sabía que él iba a estar así durante el resto del día y que nadie le haría callar. Poder provocar toda esa felicidad en mi chico me hacía sentir de lo más orgulloso.

-¡Te amo, te amo, te amo!-sonreí como un idiota al escucharle. Sabía que Diana y Jones se reirían de mi por todo un mes por eso, pero es que no podía evitarlo. Tenía a mi chico feliz y gritándome que me amaba al teléfono. ¡Qué clase de alfa no sonreiría como idiota por eso!

-Yo también te amo, bebé.-Neal se calló, pero yo sabía que estaba agarrando el teléfono con las dos manos y la cara toda sonrojada.-Te veo a las 19h.

-Sí, nos vemos.-le oí murmurar antes de colgar.

-Bien, démonos prisa. Tengo que atrapar a Kate antes de las 19h.-dije, antes de salir del banco.

-Sí, señor.-exclamó Diana, siguiéndome mientras se reía.


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