top of page
  • Foto del escritorbabochki_lyubov

Gemelos

CAPÍTULO 15


Severus y Tom llegaron a San Mungo tan rápido como pudieron después de que Narcissa avisara al pocionista a través de red flu.

Corrieron hasta la sala de espera, encontrándose con una escena inesperada.

Harry estaba medio dormido, con rastros de lágrimas por sus mejillas, en el regazo de Regulus Black, que le acariciaba el pelo y la espalda con suavidad mientras se mecía adelante y atrás lentamente, abrazando al pequeño.

Narcissa también les había dicho que vendrían lo antes posible, pues habían tenido que ir a su Mansión a tranquilizar al marido de Lucius, el cual había sido advertido por su hijo Draco, que se había puesto histérico.

-¿Qué ha pasado?-Tom fue el primero en hablar, pues Severus no podía pronunciar palabra.

Sentía un pequeño malestar en el pecho, se sentía un tanto traicionado al ver esa escena. Creía que había creado un vínculo especial con Harry. Sabía que estaba siendo irracional e infantil, porque el niño estaba asustado y necesitaba que alguien le calmara, pero se sentía así.

Entonces Harry, que había mantenido los ojos cerrados todo el tiempo, los abrió y miró a su alrededor como si estuviera buscando algo. Su mirada se conectó con la de Snape e inmediatamente alzó sus brazos hacia él mientras susurraba algo perfectamente entendible para todos los que estaban en la sala.

-Mami. -Severus se sintió muy bien al escuchar al niño llamarlo así.

Lo cogió enseguida de los brazos del menor de los Black, quien no dudó en darle al niño y sonreírle con comprensión.

El maestro de pociones se sentó en la silla al lado de la de Regulus mientras mecía al pequeño con cuidado, pues Harry había enrollado sus brazos y piernas alrededor del pocionista mientras hundía su cara en el hueco del cuello del mayor, pequeños sollozos se escapaban de sus labios.

Tom se tensó al escucharlo, no soportaba ver a su pareja llorar y no poder hacer nada para calmarlo porque no tenía ni idea de qué había pasado. Pero antes de que pudiera volver a formular su pregunta Regulus se le adelantó, contestándole.

-Ha sido culpa mía.-nada más decir eso Regulus los miró con culpa en los ojos.-Yo no tenía ni idea de que algo así iba a pasar...


Hace poco más de 5 horas, andén 9 y ¾, estación de Kings Cross, Londres...

-¿Black?-preguntó Cygnus, totalmente extrañado y receloso por las expresiones del joven mago frente a él.- ¿De la familia sangre pura?

-Sí.-contestó el otro, que en ningún momento había despegado sus ojos de Harry.

El más joven suponía la razón por la que el hermano pequeño de su padrino estaba allí, y sabía que debía hacer que Corvus y Cygnus se fueran antes de que el Black arruinara sus planes.

Miró alrededor buscando a los Malfoy, pero estaban hablando con los Nott. Por la cara de Lucius, debía de ser negocios, negocios importantes. Así que Harry sabía que el rubio mayor lo mataría si lo interrumpía.

Harry suspiró, tendría que improvisar.

-Ha sido un placer, pero me temo que mis tutores y yo debemos irnos ahora hacia casa, nos están esperando.-el nerviosismo y la prisa de Harry no pasaron desapercibidos por ninguno de sus tutores, que ahora se mostraban renuentes a irse.

-¿Por qué tanta prisa, precioso?-preguntó Corvus, sonriéndole con cariño al pequeño, que solo se puso aún más nervioso.

-Ya lo he dicho, nos están esperando en casa.-al ver como Cygnus enarcaba una ceja con incredulidad se dio cuenta de que la había cagado, pues Tom aún se quedaría una semana más en la escuela y los Malfoy estaban a su lado, y la madre de Draco no quería visitas, pues hoy se sentía muy nervioso. Entonces le vino una idea.-A Nagini no le gustará que lleguemos tarde, y ella se lo dirá a Tom si tardamos mucho, y Tom se enfadará.

Harry sonrió con inocencia, tratando de mostrarse convincente para los dos magos mayores, que no se lo tragaron. El matrimonio sabía que a Harry le encantaba sacar de quicio a la gente, y sobre todo adoraba sacar de quicio a Tom, ya que luego el antiguo Lord Oscuro no era capaz de castigarlo.

-Harry,-empezó a hablar Cygnus, que miraba al niño con los ojos entrecerrados.- ¿qué nos estás ocultando?

Harry empezó a sudar frío.

Sabía que ya no podía mentirle a Cygnus, pero tampoco podía hacer que Corvus se estresara o se enfadara de forma innecesaria o podría pasarle algo al bebé. No sabía qué hacer, estaba a punto de decirles la primera mentira que se le vino a la mente cuando Regulus habló por él.

-Soy el hermano pequeño del padrino de Harry.-dijo con una sonrisa, sin saber que no debía decir nada de eso.-Harry lo irá a ver dentro de una semana, pero no podía esperar para verlo. Creímos que había muerto y Sirius lo pasó muy mal. Estará tan feliz cuando lo vuelva a ver.

Regulus se dio cuenta de que quizás había hablado de más al ver las muecas en los rostros de la pareja y como estos se giraron con una rapidez increíble para mirar a Harry con reproche.

-¡¿Qué harás qué?!-gritó Corvus, totalmente enfadado con el niño.- ¡¿Sabes lo que podría pasar?! ¡¿Y no se te ha ocurrido decírnoslo?!

-Corvus, por favor, cálmate.-dijo Harry, con cautela mientras se acercaba lentamente al mago embarazado.-Te lo explicaré, lo prometo, pero antes debemos ir a casa y tú debes calmarte.

-¡De eso nada!-todas las personas que se encontraban en el andén los miraron con curiosidad por los gritos del mayor, los Malfoy fruncieron el ceño y se empezaron a acercar.- ¡Vas a explicármelo aquí y ahora Harrison Riddle!

Harry miró a Cygnus pidiendo ayuda, pero el otro mago solo negó con la cabeza mirándolo con algo parecido a la decepción en sus ojos. Eso hizo que Harry se sintiera realmente mal. El pequeño mago sintió las lágrimas agolparse en sus ojos y un dolor intenso en su pecho. Los había decepcionado y eso le dolía.

Harry los amaba y no quería que le miraran como lo estaban haciendo. Bajó la mirada al piso mientras las lágrimas se deslizaban por sus mejillas.

En ese momento, los Malfoy habían llegado hasta ellos.

-¿Qué est-...?-Lucius no pudo acabar porque Harry empezó a hablar.

-E-en Y-Yule recib-bí un r-regalo de los P-Potter,-empezó a contar, tartamudeando ligeramente por el llanto.

Pero no pudo continuar pues Corvus lanzó un grito indignado, al igual que lo estaba Cygnus y lo estuvieron Harry y Tom en Navidad.

-¡¿Y no se te ocurrió contárnoslo?!-gritó esta vez Cygnus, a lo que Harry solo pudo llevarse las manos a la cara y llorar aún más fuerte. Lucius quiso volver a intervenir, pero de nuevo se vio interrumpido por las palabras del niño.

-T-Tom dijo q-que no p-podíamos hac-cer que Corvus s-se estr-tresara por eso.-contestó.

-¡Ese maldito!-exclamó Corvus.- ¡En cuanto lo vea lo voy a...! ¡Ah!

Corvus no pudo seguir hablando porque un líquido empezó a deslizarse por sus piernas.

Había roto aguas.

Los siete magos abrieron los ojos con sorpresa, pero no tardaron mucho en reaccionar cuando Corvus lanzó otro alarido de dolor.

-¡Corvus!-gritó Cygnus, mientras cogía en brazos a su pareja.

-¡Hay que ir a San Mungo!-exclamó Regulus, que no había vuelto a hablar desde que los dos magos mayores le empezaran a reclamar a Harry, el cual ahora mismo estaba paralizado.

Los Malfoy miraban a Harry con suma preocupación. Eso hizo que el joven Black también mirara al niño, viendo que no se movía.

Cygnus también lo noto e iba a quedarse para intentar hacer al niño reaccionar, pero Narcissa se lo impidió.

-¡Tú lleva a Corvus a San Mungo, nosotros nos encargamos de Harry! ¡Corre!

Cygnus solo tardó un segundo en asentir y salir corriendo con Corvus en brazos hacia el hospital mágico.

Fue Regulus el que se agachó en frente del niño y le obligó a mirarlo. Adelantándose a los Malfoy.

-Harry.-dijo, suavemente, buscando alguna reacción por parte del niño, sin éxito alguno.-Harry, por favor, necesito que me digas algo.

Draco dio un paso dubitativo adelante, una vez estuvo al lado de su mejor amigo le cogió la mano. Intentando calmarle.

El pelinegro no dijo nada, pero empezó sollozar mucho más fuerte que antes. Despacio el niño alzó sus manos mirándolas, separando su mano derecha del agarre de Draco, estaba temblando de forma incontrolada.

-Ha sido mi culpa.-no fue más que un susurro y si Regulus no estuviera tan cerca del niño estaba seguro de que no lo habría oído, cosa que les pasó a Lucius y Narcissa. -Corvus puede morir y será mi culpa.

-No es verdad.-contestó Regulus enseguida.-Ha sido culpa mía. Yo he aparecido aquí y les he soltado la bomba sin medir las posibles consecuencias. Yo lo he provocado.

Regulus atrajo a Harry a sus brazos, le acarició el pelo y lo hizo enrollar sus piernas alrededor de su cintura mientras se incorporaba y lo cargaba. Miró a Lucius y Narcissa, su ceño frunciéndose un poco. Pero no había tiempo para preguntas en ese momento, todos lo entendieron. Draco cogió la mano de su padre, mientras pequeñas lágrimas bajaban por sus mejillas también. Lucius suspiró preocupado al ver eso y también cargó a su hijo, mientras emprendían el camino hacia el hospital.

En todo el camino, ninguno de los niños dejó de sollozar.

Al llegar a San Mungo les dijeron que ambos magos estaban en la sala de partos y que tenían que esperar en la sala de espera del tercer piso. Regulus dejó a Harry en una silla y quiso ir hacia una chimenea del hospital para decirle a Severus que fuera enseguida a San Mungo.

Sin embargo, no pudo hacerlo, pues Harry había entrado en pánico al no ver al mayor, empezando a gritar. Ni siquiera dejando que los Malfoy se le acercaran, asustando más a Draco también.

Su magia atacaba a todos aquellos que se acercaban a él para intentar ayudarlo, solo Regulus pudo acercarse.

En todo el proceso de tranquilizarlo, Draco había avisado a su madre, buscando consuelo, y Lucius y Narcissa habían avisado a Tom y Severus, sin poder darles detalles de la situación. Viéndose obligados a ir a la Mansión Malfoy cuando la madre de Draco empezó a llamarlos, desesperado por ver a su hijo.

Cuando hubo tranquilizado a Harry y lo tuvo sentado de lado en su regazo, el menor de los Black se disculpó con los medimagos, que solo pudieron negar con la cabeza y sonreírle mientras le decían que eso era muy común en niños entre 5 y 12 años, aunque nunca tenían una magia tan poderosa como la de Harry.

Después de eso, los dos pelinegros se quedaron en esa posición hasta que llegaron los otros dos magos.


Actualmente...

Harry finalmente se había quedado dormido después de que un medimago les aconsejó que Snape lo rodeara con su magia, al parecer el hecho de sentirse envueltos no solo físicamente, sino también mágicamente, por sus madres calmaba a los niños.

Severus sintió que eso afianzó su posición.

Era total y completamente infantil y sabía que él no era así, pero se sentía como si tuviese que proteger su puesto como la "madre" de Harry con Regulus, como si estuviesen compitiendo por el niño cuando estaba muy claro que Regulus no tenía intención de arrebatarle su puesto.

Después de escuchar todo lo que había pasado Severus no pudo evitar mirar al menor de los Black con reproche.

-Te dije que iba a ser dentro de una semana y que no buscaras a Harry.-le recriminó en susurros, pues no quería despertar al niño que seguía en sus brazos.- ¿En qué estabas pensando?

-Lo siento.-contestó Regulus, cabizbajo y sonando totalmente arrepentido.

Pero antes de que nadie pudiera añadir algo más, un medimago les llamó.

-¿Son ustedes los familiares y amigos de Corvus Rowle?

0 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page