Gemelos

Capítulo 24

Habían pasado poco más de un mes desde el encuentro del pasional y amoroso matrimonio, el pocionista había empezado a marearse, vomitar y no poder comer o comer demasiado hacia pocos días. Por lo que Snape decidió pedirle a Madame Pompfrey que le hiciera un chequeo, más por insistencia de Harry que por decisión propia. Y, ahora, se encontraba entrando en la enfermería para hablar con Poppy.

-Hola, Poppy. – fue lo primero que dijo al entrar en la sala.

La enfermera estaba en la esquina más alejada de la puerta, revisando el armario de pociones, pero se giró en cuánto oyó su voz.

-¡Severus!-exclamó Poppy.- Hola, ahora mismo iba a ir a pedirte que me prepararas más pociones pigmentónicas, que se me están acabando.

-Las haré en cuanto vuelva a las mazmorras, pero ahora estoy aquí para pedirte que me hagas un chequeo, me he estado sintiendo algo mal estos últimos días.

-Por supuesto, si te tumbas en esa cama podré hacerte un chequeo completo.

Severus hizo lo que Poppy le dijo y se dejó hacer por la enfermera. Pasaron unos 10 o 15 minutos antes de que Poppy le mirara con una sonrisa y le dijera:

-¡Felicidades, Severus! – la alegría de la mujer era contagiosa y, aunque Snape aún no sabía porque era felicitado, también sonrió.- ¡Estás embarazado!

Al oír esas palabras los ojos de Snape se llenaron de lágrimas, se llevó una mano a la boca, que se había abierto por la impresión, y empezó a sollozar con fuerza. Poppy se acercó a él con preocupación, creyendo que se había tomado mal la noticia, pero en cuanto estuvo a su lado, Severus empezó a reír con alegría.

-Estoy, ¡oh, por Salazar! Estoy embarazado. – Snape colocó la mano que tenía sobre su boca en su estómago, acariciándolo con delicadeza, mientras sonreía con verdadera alegría. – Sirius estará tan contento cuando se lo diga. ¡Y Harry también! ¡Por las barbas de Merlín, voy a tener un bebé!

Poppy miró al profesor con cariño, estaba tan contenta por él. Se merecía ser feliz y, desde luego, se merecía tener una familia a la que amar y que le amara.

En ese instante las puertas de la enfermería fueron abiertas y por ellas entraron dos personas, Chavda Novikov y Harry Black, quienes caminaron con tranquilidad hasta donde ellos se encontraban, pero se apresuraron al ver a Severus llorando.

Al llegar junto el pocionista, Harry agarró una de sus manos y tenía el ceño fruncido con preocupación, hasta llegó a mirar a Poppy con reproche, como si la mujer tuviera la culpa de todo. Esa acción les pareció adorable a los tres adultos que se encontraban en el lugar, Chavda había dejado de preocuparse al ver la sonrisa de Severus, ya se hacía una idea de la razón de sus malestares, y sus lágrimas de felicidad. Severus decidió entonces darle la noticia al niño de 12 años, por lo que se aclaró la garganta y se limpió un poco las lágrimas con la mano que tenía libre del firme agarre de Harry.

-Harry,-al oír su nombre salir de los labios de su madre, Harry giró la cabeza como movido por un resorte y, tanto Tom como Snape y Poppy, tuvieron miedo de que el chico se fuera a desnucar.-¿qué opinas sobre tener un hermano o una hermana pequeña?

Los tres vieron, como si estuviera en cámara lenta, como los ojos del chico se iban abriendo de la impresión, hasta que alcanzaron el tope. Luego Harry empezó a boquear como un pez fuera del agua, para al final quedarse con la boca abierta y los ojos agrandados.

-Felicidades, Severus.-Tom decidió hablar al ver que su pequeño chico no era capaz de articular palabra alguna de la impresión.- Seguro que Sirius se pondrá muy feliz cuando se entere.

Snape asintió con una sonrisa enorme pintada en su rostro, una sonrisa que sentía que no se le quitaría en mucho tiempo.

-¡Voy a tener un hermano!-gritó Harry de repente, pillando por sorpresa a los adultos y asustándolos, luego se lanzó a abrazar a Severus con fuerza mientras sonreía con felicidad. Snape le devolvió el abrazo con el mismo entusiasmo.

Las cosas por fin empezaban a pintar bien para ellos.