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Gemelos

Capítulo 38


(El capítulo más largo de Gemelos hasta ahora)

Harry y Draco se encontraban caminando con tranquilidad por los pasillos de Hogwarts, se habían separado de su círculo interno para así, poder hablar un momento a solas, pese a esto tenían que hablar casi en susurros porque los cuadros lo escuchaban todo.

Había pasado una semana y media, casi dos, desde la fiesta de cumpleaños de los gemelos.

-¿Cómo están Sacharissa y mi padrino?-preguntó el rubio, con curiosidad.

-Están los dos muy bien, tienen a papá tirándose de los pelos, pero eso al parecer les divierte.-contestó Harry, tenía una mirada risueña cada vez que hablaba de ellos.- Sacha es realmente enérgica. Y, además, parece que sus ojos han tomado color antes de lo normal. Todo indica a que se volverán negros, pero aún no es del todo seguro.

-Me alegro por ello.-contestó el rubio, sonriendo por la expresión risueña de su amigo.-A Sacharissa le quedaría muy bien el color negro en los ojos.

-Combinaría con su cabello.-ambos rieron por el comentario de Harry, que parecía haberle leído la mente al rubio.


La Madriguera, Inglaterra, hace casi dos semanas, en la fiesta de cumpleaños de los gemelos...

-Creo...-Severus empezaba a respirar con dificultad.-Creo que he roto aguas.

Todos se paralizaron.

Harry abrió los ojos en grande. Enseguida miró a Sirius, quien había palidecido y parecía a punto de desmayarse... No, olvidad eso, se acababa de desmayar, ante la incrédula mirada de Severus, quien había puesto una mano en su bajo vientre al sentir la primera contracción y había mordido su labio con fuerza tratando de no gritar de dolor, pero aquello no le duró mucho.

-¡SIRIUS ORION BLACK!-un alarido ensordecedor le siguió al grito del nombre de su marido.-¡NO TE ATREVAS A DESMAYARTE, MALDITO!-otro grito.-¡TE JURO QUE SI NO TE DESPIERTAS TE MATO!-esta vez gruñó con frustración al ver que Sirius seguía sin reaccionar, bueno, ni él ni nadie.-¡QUÉ ALGUIEN ME LLEVE A SAN MUNGO!- al ver que nadie se movía volvió a gritar:-¡YA!

Inmediatamente los asistentes se pusieron en marcha. Todos los invitados que no eran parte de la secta, los Weasley o los Potter empezaron a salir corriendo de la carpa, no querian saber más de ese drama. Mientras que los de la secta se acercaban en masa, corriendo hacia Severus intentando ayudar y estresándolo aún más.

Los Potter y los Weasley, excepto los gemelos, seguían paralizados. Hasta que James miró a Sirius, tirado a sus pies, y no pudo evitar recordar que Sirius le había ayudado a llevar a Lily al hospital mágico cuando su mujer dio a luz a sus hijos. James suspiró, no le hacía ninguna gracia, pero se lo debía a su amigo, bueno, si es que podía seguir llamándolo así después de todo lo que había pasado en los últimos años.

James miró a Lily, la cual le devolvió la mirada, al parecer ambos habían pensado lo mismo, por lo que se hicieron camino entre los miembros de la secta hasta llegar a Severus y, mientras James se giró hacia las personas que los rodeaban, Lily empezó a preguntarle datos a Severus para saber cuánto faltaba para que tuviera que empezar a empujar.

-¡Silencio todo el mundo!-ante el grito de James toda la secta se calló.-Gracias. Lo primero, así solo lo agobiáis, necesita espacio, así que dispersaros.-James solo habló después de que la secta acatara lo ordenado, aunque lo hicieran con cierta reticencia.-Lo segundo, debemos hacer que se siente y esperar a que las contracciones sean más seguidas para llevarlo a San Mungo, porque si lo llevamos ahí ahora no lo atenderán. Acaba de romper aguas, por lo que no puede empujar todavía, así que le harán esperar en una silla muy incómoda o en una sala de estar hasta que esté listo para empujar, así que es mejor esperar aquí.-todos asintieron, asombrados con la serenidad de James ante la situación. El hombre se giró hacia Lily, quien ya había sentado a Severus en una silla y lo estaba ayudando a soportar el dolor lo mejor posible. -Lily, ¿cómo va?

La pelirroja lo miró de reojo, pero siguió centrándose en Severus mientras le contestaba a su marido.

-Creo que debemos esperar una media hora antes de llevarlo a San Mungo, puede que menos si las contracciones empiezan a ir demasiado seguidas.

James asintió y suspiró, se volvió a girar y vio de nuevo el cuerpo inconsciente de Sirius en el suelo.

-Y que alguien despierte a Sirius, por favor.

Harry se giró y despertó a su padre adoptivo, sin delicadeza alguna con un aguamenti no verbal, y sin varita. Debido a la situación no se dio cuenta de lo que había hecho, pero James si lo hizo. Una parte de él se sintió impresionada por el control de su hijo con la magia, y la otra realmente orgullosa.

James y Lily veían a su hijo muerto/perdido ahí, tan grande, tan maduro, tan diferente, tan sano... Tan feliz, y solo podían pensar en lo mucho que se habían perdido y nunca podrían recuperar, en lo mal que lo habían hecho durante el primer año de vida del niño, y en cómo se arrepentían, solo querían tener a Harry de vuelta en sus vidas.

Se daban cuenta de que la pelea había sido estúpida, que habían provocado que Harry confirmara cualquier cosa mala que Sirius o Severus podrían haberle contado de ellos mismos, si es que lo habían hecho, y aquel último pensamiento los hacía sentir aún peor. Era muy probable que hubiesen perdido cualquier oportunidad que tuvieran con Harry, pero no podían dejar de intentarlo, no ahora que lo habían encontrado.

-¿Qué?-Sirius se despertó exaltado, con el rostro mojado y el cabello, también mojado, tapándole la cara, dejándolo desconcertado y provocando una risita en algunos, incluido Severus, que luego se quejó por el dolor.- ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estoy? ¿Dónde está todo el mundo? ¿Por qué no puedo veros? ¿Qué está pasando?-las manos de Sirius estaban extendidas en frente suyo y las movía de un lado a otro lado intentando tocar algo.- ¿Es una pesadilla? ¿En qué momento me he quedado ciego?-Severus gritó de nuevo por una contracción y Sirius saltó en su lugar, exaltándose aún más.- ¡¿Sev?! ¡¿Eres tú?! ¡¿Dónde estás?! ¡Au!-se quejó cuando Harry le dio una patada.

-Levántate el pelo, perro tonto.-le dijo, aguantándose la risa. Sirius solo hizo lo dicho por el niño y pareció que había descubierto América por la cara que había puesto.

-Solo era mi pelo...-Al oír eso nadie pudo aguantarse la risa, excepto los Weasley, que seguían paralizados.- ¡Oh, Merlín! ¡Estás de parto! ¡¿Por qué no estamos en San Mungo?!

-Porque las contracciones aún no son lo suficientemente seguidas.-contestó Lily, cuya mano Severus sostenía y apretaba ligeramente cuando tenía una contracción para que Lily pudiera contar cuan seguidas eran.

-¿Qué?-Sirius miró a Lily, luego miró a James, parado entre la pareja de magos y el resto de la secta, manteniéndolos dispersados, y pareció medio entender lo que hacían.- ¿Porque nos estáis ayudando?

-Porque tú nos ayudaste primero.-contestó James, una pequeña mueca de arrepentimiento se vio reflejada en la cara de James, al igual que en la de Lily.-Además, si dejábamos que tus inútiles amigos se hicieran cargo de Severus ya estaríais todos en una crisis existencial grupal.

Sirius soltó una pequeña carcajada.

-Sí, puede que tengas razón.-ese momento les recordó a los cinco, Sirius, James, Remus, Lily y Severus, como en los viejos tiempos, cuando todos eran amigos.-Yo, no voy a perdonarte por la pelea, incluso si me ayudas a traer a mi hijo al mundo.

James tragó saliva cuando Sirius se levantó, quedando ambos frente a frente.

-No lo hago por eso.-bajó la mirada avergonzado.-Lo hago porque una vez fuiste mi amigo y ayudaste a mi mujer a dar a luz a mis dos hijos.-James cerró los ojos, aguantando las lágrimas, y volvió a mirar a Sirius.-Lo hago porque te echo de menos, y también a Remus. Y también porque acabo de descubrir que mi primogénito sigue con vida y yo...-una lágrima se escapó de los ojos del hombre.-quiero recuperarlo, recuperaros a todos.-miró atrás, a Lily, quien también estaba llorando, y después volvió a mirar a Sirius.-Pido perdón, en mi nombre y el de Lily, y en el de Abraham también si ha hecho algo para importunar a alguno de vosotros. Solo queremos una oportunidad, una oportunidad para hacer las cosas bien, para volver a empezar.

Todos los miembros de la secta se sorprendieron y conmovieron por partes iguales, Abraham, el cual había estado tan paralizado como los Weasley, estaba demasiado atónito y no era capaz de entender nada de lo que decía su padre, ¿hermano? ¿Volver a empezar? ¿Qué significaba todo eso?

Harry, por su parte, trataba de no llorar. Siempre quiso que sus padres lo amaran, que lo aceptaran, luego encontró unos nuevos padres en Sirius y Severus, y en Regulus también, y ahora sus padres volvían y le pedían una segunda oportunidad. Las lágrimas empezaron a bajar, lentas, por las mejillas de la pequeña serpiente, por mucho que amara a Sirius y Severus como a sus nuevos padres, una parte de él jamás sería capaz de olvidar el único anhelo que había tenido en toda su vida y que Tom no había podido cumplir, era imposible hacerlo. Eso lo llevó a acercarse a donde sus padres, el biológico y el adoptivo, se encontraban. Se quedó al lado de Sirius, pero extendió su mano y, con ella, tomó la de James, sorprendiendo a todo el mundo.

-Si digo que si...-Harry tragó saliva con dificultad.-Si digo que sí, ¿será diferente? ¿Será diferente esta vez?

James se agachó a la altura de Harry, llorando, y le sonrió con cariño para luego usar su mano libre para limpiar las lágrimas de Harry con delicadeza.

-Sí, será diferente esta vez. -Lily, la cual había sido empujada por Severus, también se agachó al lado de Harry y agarró la mano que no ocupaba para sostener la mano de James y sonrió, también con lágrimas cayendo por sus mejillas.-Lo prometo, lo prometemos. Si nos das una segunda oportunidad, lo haremos mejor, como tus padres-James miró a Sirius, que los miraba con una sonrisa y luego a Remus, que también estaba llorando, mientras sus rubios lo abrazaban, Lily miró a Severus, que le sonría con cariño desde la silla donde estaba sentado, a punto de dar a luz a su bebé. - y como vuestros amigos.

Harry miró a Sirius, luego miró a Severus y por último a Regulus, los tres asintieron sonriendo, así que Harry luego se giró, mirando a sus padres biológicos de nuevo.

-Sí, sí, tenéis una segunda oportunidad.-los tres se abrazaron, pero Harry se separó en seguida, mirándolos serio.-Pero Sirius y Severus seguirán siendo mis padres y viviré con ellos, como hasta ahora. Retomaré la relación con vosotros, y siempre seréis mis padres biológicos, pero amo mi vida tal y como estaba hasta ahora. No quiero cambiar eso.

James y Lily asintieron mientras se miraban.

-Bien, lo haremos a tu manera, mientras nos dejes formar parte de tu vida de ahora en adelante.

Harry sonrió, hasta que Severus soltó el grito más alto que había soltado hasta el momento. Todos volvieron con él, Lily lo miró y luego miró a Sirius.

-Ya es hora de ir a San Mungo.-Sirius simplemente asintió y, entre él y James, llevaron a Severus a San Mungo, mientras que los demás se quedaban atrás.

En ese momento Harry se dio cuenta de que los Weasley habían sido testigos de todo y solo pudo maldecirse por no haberse dado cuenta antes.

-Cygnus.-el mayor miró al más joven, él le hizo un gesto hacia los Weasley, que seguían impresionados pero que empezaban a reaccionar, y no de buena manera, precisamente, si las expresiones en sus caras era un indicio.

-Corvus.-al oír el llamado de su marido, Corvus también vio lo que los otros dos vieron.

-Mierda. -Corvus suspiró.-Tendremos que desmemorizarlos.

Harry se quedó pensativo un momento antes de recordar algo.

-Un swooping evil.-dijo, con entusiasmo, llamando la atención de los magos adultos, que enarcaron una ceja al no saber de lo que hablaba el niño.-Según Newt Scamander, el veneno de un swooping evil, si está diluido correctamente, puede utilizarse para borrar malos recuerdos. De esta forma nadie podrá deshacer el hechizo y devolver los recuerdos a los desmemorizados. Borrará los recuerdos sin dejar rastros.

Los dos adultos se miraron impresionados, pero luego volvieron a mirar al niño.

-¿Y dónde encontramos un swoo lo que sea eso?-preguntó Cygnus.

-En el bosque al lado de casa.-contestó él con simpleza.-Hay muchas criaturas fantásticas impresionantes y únicas ahí. De hecho, encontré uno hace poco y empecé a experimentar con su veneno. Comen cerebros, ¿lo sabíais?

-¿Que com-comen cerebros?-los dos se estremecieron.- ¿Y es seguro juguetear con esa cosa, Harry?

-Sí, si los tratas bien, cualquier criatura mágica es buena contigo.-Harry se encogió de hombros, como si fuera algo obvio.-Solo hay que ser amable con ellas, como con las personas.

Los otros dos magos se miraron y se encogieron de hombros con desconcierto. Ya hablarían de eso más tarde.

-¿Y estás seguro de que eso funciona?-preguntó Corvus con escepticismo.

-Si no lo hiciera vosotros recordarías que fui yo el que rompió el marco de esa foto que tenéis encima del escritorio.-ante eso los dos maestros abrieron los ojos como platos.

-¿Lo has usado con nosotros?-preguntaron con sorpresa.

-Claro, y con Tommy, lo he usado más con él.-parecía como si estuviese hablando de comida, Harry se mantenía impasible.-Aunque Tommy se ofreció voluntario.

-Porque no me sorprende. -Cygnus rodó los ojos.-Hablaremos de esto más tarde, jovencito, ahora vas a ir a San Mungo con los demás, nosotros desmemorizaremos a esa gente.

-Bien, pero no desmemoricéis a los dos mayores, ¿Bill y Charlie?-peguntó al no saber sus nombres, pero sin esperar ninguna respuesta.-podrían sernos útiles luego.

-Como quieras, precioso.-dijo Corvus.

Después de despedirse de ellos, Harry arrastró a Abraham hasta San Mungo con él, al ver que el otro chico no pensaba moverse.

Una vez en el hospital, encontraron a James en la sala de espera y se sentaron con él. Pasaron ahí horas, en el transcurso James y Lily le explicaron las cosas a Abraham, y luego Harry se las explicó a ellos tres. El pelinegro se vio tentado de hacerle a su hermano un juramento inquebrantable para que mantuviera la boca cerrada si Remus no lo hubiese detenido a tiempo.

En cuanto el medimago salió y les dio permiso para entrar a ver a Severus y el bebé, todos entraron en masa, importándoles bien poco las quejas del medimago.

-Hola. -Remus fue el primero en entrar, pues era el que estaba más tranquilo.- ¿Cómo estáis?

La pareja los miró, con enormes sonrisas en sus rostros. Harry, quien había entrado al lado de Remus, se acercó deprisa a la cama y miró al bebé cuando estuvo al lado de Sirius, quedando maravillado por lo bonito que era el recién nacido.

-¿Cómo se llama?-preguntó Lily, la cual se había acercado a la cama, como todos los demás, detrás de Harry.

Severus sonrió aún más.

-Sacharissa.-contestó, sorprendiendo a todos, pues pensaron que era un niño. -Sacharissa Black Snape.

-Sacharissa...-Harry repitió el nombre, probándolo.- ¿Cómo la famosa pocionista?

Severus lo miró, una pizca de orgullo pintado en sus ojos.

-Sí, como la pocionista.

Todos rieron por eso.

-Era obvio que nombrarías a tu hija detrás de alguna pocionista.-fue Lily la que lo comentó, mientras todos seguían riendo.



Actualmente, Hogwarts....

Una vez ambos jóvenes dejaron de reír, el rostro de Draco se tornó serio.

-Tengo algo que contarte.-dijo, preocupando al hablante de parsel.

-¿Qué pasa?

-¿Recuerdas que te comenté mi preocupación por Cormarc?-preguntó el otro, haciendo que Harry recordara la conversación que tuvieron hace un tiempo, y asintió.-Pues resulta que últimamente lo he visto mirando aún más en dirección a Gryffindor, y a veces desaparece durante horas y no puedo seguirlo. Estoy muy preocupado.

Harry suspiró.

-Tranquilo, yo hablaré con él, así que no te preocupes. -Draco pareció relajarse un poco, y Harry solo pudo pensar en quién le había puesto un mejor amigo paranoico.

Después de eso se separaron, pues Harry quería ir al despacho de Tom a hablar con él, a quién, por cierto, todos olvidaron llamar hasta el día después del nacimiento de la bebé, cosa que provocó que no le hablara a nadie por una semana debido al enfado, enfado que se acentuó al ver a los Potter ahí y descubrir lo que había pasado con ellos, por lo que Harry aún estaba en trámites de conseguir su perdón.

Sin embargo, de camino al despacho del profesor de DCAO, se encontró con la persona que tanto atormentaba a su rubio amigo, Orien Cormarc Deneb Birdwhistle. Un chico que había estado estudiando en casa con su abuelo hasta ese año, había tenido una selección privada en el despacho del director y había entrado en segundo año en Slytherin, pero era muy solitario y reservado. Todos en Slytherin le habían rechazado al ser nuevo y "un bicho raro", según lo que Harry había oído, las demás serpientes lo veían así porque al chico le gustaba el mundo muggle, cosa mal vista en la casa verde y plata, además de que a algunas personas no les gustaba el hecho de que fuese heterocromático, es decir, que tenía un color distinto en cada ojo. Mientras que su ojo izquierdo era verde, verde olivo, por lo que tenía entendido, el derecho era color miel, a las demás serpientes tampoco les hacía mucha gracia que tuviera la forma de los ojos oriental, y se decía que era tan pálido porque un vampiro lo había mordido y estaba en proceso de convertirse en uno él también.

Aunque Harry nunca hacia caso de los rumores, Draco, Pansy y Daphne se encargaban de mantenerlo al corriente con sus chismosas conversaciones que el ojiesmeralda ignoraba la mayoría del tiempo. Harry decidió que Tom podía esperar, no quería tener que lidiar con el dramatismo de Draco si se enteraba de que había desaprovechado una oportunidad de oro con Cormarc.

Después de seguirlo durante un rato, llegaron a una parte del castillo que únicamente Peeves solía visitar, pero solo lo hacía de noche, por lo que Harry tenía vía libre para enfrentar al chico. Harry de verdad lo sentía por el otro mago si estaba interesado en los gemelos, no sabía dónde se metía.

-¡Eh, tú!-al oír el grito de Harry, Cormarc dio un salto, parecía asustado... No, mientras más se acercaba a él, más se daba cuenta Harry de que no estaba asustado, nervioso, puede ser, pero asustado, desde luego que no.-Me han dicho que pareces muy interesado en la mesa de Gryffindor,-Harry acorraló al chico de pelo azabache contra la pared, rodeándolo con su magia y dejándole sin escapatoria.- ¿Te interesan Fred y George Weasley? Si es así, te aviso que te mantengas alejado de ellos. Le pertenecen a mi amigo, y créeme, yo estoy siendo bueno contigo comparado con lo que te haría Draco si se entera de que vas detrás de sus chicos.-Después de decirle eso se alejó, vio como el chico parecía seguir paralizado y sintió pena, por lo que le dijo.-Es un consejo, si sabes lo que te conviene aléjate de los gemelos Weasley, no pareces una mala persona, no me gustaría ver a Draco haciéndote la vida imposible.

Dicho eso se giró, dispuesto a irse, cuando Orien habló.

-No...-Harry se giró, mirando al chico que se había sonrojado, lucía muy tímido, casi adorable a ojos de Harry.-No me gustan los gemelos Weasley.

Harry enarcó una ceja. Eso era nuevo, y le interesaba.

Como le había dicho antes al chico, no le parecía mala persona, de hecho, Harry empezó a sentir cierta curiosidad cuando su madre le comentó sobre que era el propio chico el que se alejaba del resto de su casa, a pesar de ser brillante, tanto como Harry, había dicho su madre. El joven quería saber qué tan brillante podría llegar a ser el chico Birdwhistle, además de que sentía curiosidad por su familia. Harry sabía que, de la familia sangre pura, solo quedaban el chico y su abuelo, que los padres de Cormarc murieron cuando él era pequeño, y Harry también sabía que esa familia era una familia que, al igual que Tom y él (y el resto de la secta), no separaba la magia entre negra o blanca, por lo que creía que podría llegar a ser importante dentro de su círculo. Pero, le gustara a Harry o no, Draco era su mejor amigo, por lo que él iba primero. Sin embargo, ahora que sabía que Cormarc no estaba interesado en Fred y George, podía tratar de reclutarlo sin problemas.

-Entonces, ¿qué es lo que miras tanto en Gryffindor?-Harry se cruzó de brazos, y se aguantó una sonrisa cuando el sonrojo del otro chico se acentuó, siendo más que notorio por su pálido tono de piel.

-Yo, emm...-el joven mago parecía querer que la tierra lo tragara.

-Tranquilo, no te comeré.-le dijo Harry, en un intento por tranquilizarlo.-Yo no soy Draco.

Una pequeña risa escapó de los labios del heterocromático, haciendo que Harry también sonriera.

-Me, me gusta Abraham Potter.-para ese punto todo su rostro estaba completamente rojo, hasta el cuello, ¡incluso las orejas! Harry abrió los ojos con sorpresa.-Sé que, sé que él no sabe de mi existencia y que está enamorado de ti, pero, pero siento que, va a sonar loco, pero siento que es el adecuado, que es el...

-El elegido.-terminó Harry por él, conociendo la sensación muy bien.-Sí, sé lo que es eso.

Orien frunció el ceño.

-¿Tú también sientes eso por él? -su personalidad parecía haber cambiado, ahora sonaba muy molesto, lo que provocó que Harry riera un poco. Ese chico había resultado ser más interesante de lo que el ojiesmeralda había esperado.- ¿De qué te ríes?

-De nada.-Harry siguió sonriendo.-Y no, no siento eso por él, pero tengo una pareja. -Cormarc lució sumamente sorprendido ante ese hecho.-Es mi pareja destinada, y cuando estoy con él siento que es el correcto, el elegido. Recuerdo que cuando lo conocí, fue como si algo dentro de mí me dijera que era para mí. Aunque era muy pequeño y eso solo lo entendí años más tarde. Pero conozco la sensación que dices muy bien.-la sonrisa de Harry se hizo más grande, asustando un poco a Orien.-Te ayudaré.

Ahora Deneb estaba con la boca abierta.

-¿Me ayudarás?-preguntó, aún sin creerlo.- ¿Con qué? ¿Por qué? ¿Cómo?

-Te ayudaré a conquistar a Abraham, ¿por qué?, porque me agradas sería la respuesta común que una persona como nosotros diría,-Harry le miró con seriedad antes de seguir hablando.-y también sería completamente falso, y yo quiero que confíes en mí, así que seré sincero, quiero librarme de Abraham. Hechos recientes me hacen pensar que me he librado de él por ahora, pero dado que el incesto es muy común en el mundo mágico (sobre todo entre gemelos)-eso último lo pensó para sí mismo, no lo dijo en voz alta, ya suficiente información le estaba dando.- no puedo estar seguro de eso, así que si se enamora de ti resolveré dos problemas a la vez...

-Dos pájaros de un tiro.-dijo Cormarc, a lo que Harry le miró interrogante.-Los muggles suelen llamar a eso "matar...

-dos pájaros de un tiro".-acabó Harry.-Sí, conozco el dicho, mi tía por parte materna biológica, es muggle, por lo que conozco algo de ellos. No mucho porque ella es una persona horrible y detestable a la que me apetece mucho cruciar cada vez que la veo, pero eso es otra historia.-Harry sonrió en dirección a Cormarc.-Pero ha sido muy valiente de tu parte usar un dicho muggle para interrumpirme, teniendo en cuenta mi reputación. O quizás no estás al tanto de los rumores.

-Lo estoy, pero no pareces el tipo de persona que odia a los muggles, a diferencia de la gran mayoría de nuestra casa.-dijo Orien, también sonriendo un poco.-A juzgar por tus respuestas en clase.

Harry sonrió aún más. Definitivamente, este chico empezaba a gustarle mucho.

-Podrías haberte equivocado.

-Entonces no estaría muerto, te lo aseguro.-la contestación del otro chico dejó curioso a Harry, pero sabía que no tenía caso preguntar ahora, no había confianza, por lo que ninguno de los dos rebelaría mucho más al otro.

-Bien, pues, ahora, ¿por qué no volvemos a la Sala Común para introducirte a mis amigos?-preguntó Harry, señalando el pasillo por el que habían venido.

-No querrás decir mejor, ¿para echarme a los lobos que son tus amigos?-Cormarc miró a Harry expectante.

-No, procuraré que no te coman.-dijo Harry, sonriendo con diversión.-Además, son más agradables cuando los conoces.

-Haré como que te creo.

Después de eso ambosjóvenes emprendieron su camino a la Sala Común de Slytherin.


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