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Gemelos

Capítulo 44


A lo largo de todo el verano Harry, Cormarc y Abraham habían estado tratando de descifrar el libro que creían que Dumbledore había robado. Harry no permitió que Tom los ayudase, puesto que descifrar el libro no era sino una excusa para que el pelirrojo y el de ojos heterocromáticos pasasen tiempo juntos. Debido a su "problema de salud" Harry debía ausentarse mucho, por lo que Orien y Abraham pasaban mucho tiempo a solas y se iban conociendo cada vez más.

Con cada día que pasaba, los dos chicos se volvían más cercanos y Orien estaba empezando a tener la esperanza de poder ser algo más que un amigo para Abraham algún día, puesto que el chico pelirrojo se mostraba mucho menos interesado en su hermano de lo que lo había estado al principio del segundo curso. Aun así, Abraham no podía evitar preocuparse por Harry cuando salía con prisas de la biblioteca, tapándose la boca y tosiendo.

Los Potter y las nuevas tutoras también habían notado eso y había pregunto al matrimonio Black y al resto de la secta al respecto, pero nadie había sabido decirles qué era lo que le ocurría a Harry, pues todos estaban en las mismas condiciones respecto a ese tema.

Aunque, por supuesto, Tom sí estaba al corriente, y acompañaba a Harry cada vez que éste salía corriendo al bosque, donde se quedaban durante horas antes de volver, con un Harry exhausto y algo sucio por la tierra y un Tom pálido y con semblante preocupado. Cada vez que intentaban preguntarle a alguno de los dos qué era lo que ocurría, ninguno contestaba, Harry solo sonreía un poco y les decía que eran unas simples toses violentas y que luego jugaba con los animales del bosque al dejar de toser, pero todos intuían que el chico mentía. Después de eso se pasaban varias horas a solas en la habitación de Tom, hasta que salían renovados, casi como si no hubiese ocurrido nada. Y mientras Harry tomaba clases de nigromancia y alquimia con Tamsin y Morgana, Draco practicaba Quidditch en el jardín de la Mansión, Cormarc volvía a su casa y Abraham tomaba clases avanzadas con Corvus y Cygnus, quienes trataban de ponerle al día con respecto a Harry y Draco.

Con el paso del verano, los Potter eran cada vez más cercanos a Harry, y él los aceptaba cada vez más. Incluso estaba empezando una relación de hermanos con Abraham, aunque no estaban tan unidos como Harry lo estaba con Draco o como los gemelos Weasley, que se pasaron casi todo el verano viviendo con los Malfoy.

Pero un día, a Harry le dio un ataque de tos en frente de Tamsin y Morgana, pero no era uno normal, este era un ataque de tos mucho más fuerte de lo que ninguna de las dos mujeres había visto nunca.

-¡Harry!-exclamó Morgana, preocupada, agachándose a la altura del chico.-¿Qué ocurre? ¿Por qué es tan fuerte esta vez?

Tamsin simplemente los miraba sin acercarse, ella también estaba preocupada por el niño, pero intuía que lo que le sucedía al chico era algo mucho más importante y oscuro de lo que ninguno de ellos se imaginaba.

-B-Bos...-intentó decir Harry, entre tos y tos, cada vez menos consciente de su alrededor.-Bos... que...

Morgana miró a Tamsin, su mujer asintió y entre las dos se llevaron al joven de 13 años al bosque, donde presenciaron algo que nunca creyeron ver. Algo horrible y hermoso a la vez, pero las dos supieron al instante que no podían contarle a nadie sobre lo que habían visto. Cuanta más gente lo supiera más peligroso era para Harry, además, sabían que no todo el mundo se lo tomaría del todo bien. Y cabía la posibilidad de que Dumbledore lo descubriera y lo usara en contra del chico o de Tom, y eso sería fatal.

Cuando volvieron a la Mansión no había nadie en la planta baja, nadie excepto Tom, que los esperaba con nerviosismo. Nada más ver a Harry se le lanzó encima, examinándolo y preguntándole si todo estaba bien, el chico asintió y luego miró a las dos brujas.

-¿No os doy... asco?-preguntó Harry, en un susurro, temeroso de la respuesta.

Morgana sintió como su corazón se encogía en su pecho por la pregunta del chico, no podía ni imaginarse lo mucho que el chico había tenido que sufrir a lo largo de su vida por lo que acaban de ver, y lo que habría tenido que sufrir antes, para llegar a la situación actual. Así que la mujer se acercó a la pareja y se arrodilló delante de Harry, limpiándole un poco de tierra de una de sus mejillas y sonrió.

-Por supuesto que no.-susurró, sintió a Tamsin acercarse y la miró, esperando que confirmara sus palabras. La pelirroja le sonrió al chico y negó con la cabeza, era sumamente extraño que Tamsin sonriera y eso hizo que Harry se sintiese mejor. Tom agradeció que las dos mujeres fueran tan comprensivas.-Pero, no entiendo cómo lo has aguantado tantos años.

Harry se sonrojo y se aferró con más fuerza a Tom.

-Porque Tommy me ha estado ayudando todo el tiempo.-susurró, algo avergonzado, mientras Tom le acariciaba el pelo.

-¿Cómo?-preguntó Tamsin.

-En cuánto descubrí la condición de Harry busqué algo que pudiese ayudarnos y encontré un pasaje en el diario de la antigua Morgana,-Morgana sonrió.-donde explicaba que ella había estado investigando sobre esto y los resultados de sus investigaciones, así que simplemente lo apliqué en Harry.

Las dos brujas sonrieron con comprensión.

-¿Podemos verlo?-preguntó Tamsin.

-Claro, tengo una copia en mi habitación, le pediré otra a Ragnok para vosotras.

Las dos mujeres asintieron.

No hubo más incidentes de ningún tipo en el resto del verano hasta que llegó la hora de volver a Hogwarts. Nadie volvió a preguntar por la salud de Harry, Draco mejoró mucho en Quidditch y pronto Abraham estuvo al mismo nivel que Harry y Draco en estudios. El pelirrojo también se hizo muy cercano a Cormarc, que había disfrutado mucho de la compañía de los otros chicos sangre pura de su edad en todo el verano, a pesar de haber estado investigando un libro para a saber qué durante todo el verano.


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