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  • Foto del escritorbabochki_lyubov

Gemelos

CAPÍTULO 4


Todo transcurrió con relativa normalidad durante aquel día.

Hasta que llegó la hora del almuerzo.

El círculo interno de Harry había rodeado a Draco nada más llegar al Gran Comedor, dejando a Harrison fuera de su alcance, y así aprovechar que Harry no podía hechizar a Draco delante de los profesores para interrogarle.

-Entonces...-empezó Pansy Parkinson, que era la más pícara del grupo.-¿qué es lo que con tanto esmero intenta ocultarnos Harry?

Draco los miró, luego examinó a su alrededor, asegurándose de que los profesores estaban presentes y de que Harrison estaba lo suficientemente lejos como para no pegarle por debajo de la mesa en cuanto empezara a hablar.

Al sentirse a salvo, Draco sonrió con picardía e hizo un gesto a los demás para que se acercaran.

-Pues resulta que nuestro sexy profesor de DCAO no solo ha cautivado a la sección femenina del colegio y a algunos alumnos de años superiores, sino que también tiene cautivado a nuestro querido Harrison.

Harry, quien tenía la oreja pegada a los chismosos de sus compañeros, se atragantó con el zumo de calabaza que se había llevado a la boca y se sonrojó, mirando en dirección del profesor Novikov con intensidad. Asegurándose de que no estaba mirando en su dirección ni descubriendo lo que Draco estaba diciendo.

Por suerte, estaba muy enfrascado en una conversación con el profesor Snape, quien sí que miraba a Harry de vez en cuando, de forma disimulada. Y quien frunció el ceño al ver a Harry mirando en su dirección.

La pequeña serpiente apartó la mirada al instante, y cuando miró alrededor se dio cuenta de que tenía las miradas de todo Slytherin sobre él. Algunos sonreían de forma pícara, pues le habían pillado mirando al profesor Novikov.

Harry deseó fundirse con el suelo en ese instante. Se puso rojo como un tomate, cogió sus cosas y salió corriendo del Gran Comedor.

Para la hora de la cena, todo el alumnado de Hogwarts estaba al tanto de su pequeño amor platónico por el profesor de DCAO. Lo cual convirtió la cena en la peor que Harrison había tenido jamás.

Esa noche, aún inquieto por los sucesos del día, Harry soñó, o más bien recordó, el día en que su camino había sido separado de su familia biológica. El día en que todo cambió...


Hace 10 años, Godric's Hollow, Mansión Potter...

James y Lily Potter estaban disfrutando de una amena conversación en el salón de su casa cuando la puerta estalló.

-¡Nos ha encontrado!-exclamó Lily, alarmada y sorprendida.

-¡Ve con los niños!-exclamó James a su vez.- ¡Rápido!

La pelirroja corrió escaleras arriba hasta la habitación de sus hijos, cerró la puerta y esperó mientras escuchaba a su marido gritarle a alguien, y luego el silencio.

Se temió lo peor, pero siguió manteniéndose firme entre las cunas que contenían sus mayores tesoros, una roja y dorada y la otra (para pesar de James y Sirius) verde y plateada, con la varita firmemente agarrada en su mano derecha.

La puerta fue abierta bruscamente y un hombre, que más bien parecía una especie de serpiente humanoide, entró en la habitación. Lily pudo ver su sorpresa durante un segundo al ver dos cunas, antes de que volviese a estar totalmente inexpresivo.

-No vas a matar a mis hijos.-fue lo primero que se pudo escuchar en la habitación. Lo siguiente fue la escalofriante risa de Voldemort.

Lily levantó su varita con firmeza, dispuesta a empezar un duelo con el Señor Oscuro por la vida de sus retoños, cuando un hechizo impactó en su pecho y la dejó inconsciente.

-Ahora, ¿a cuál de los dos voy a matar esta noche?-se preguntó en voz alta Voldemort, esquivando el cuerpo inconsciente del suelo, sin esperar una respuesta, mientras se acercaba a las cunas.

Grande fue su sorpresa al escuchar la risa de uno de los infantes. Se acercó a la cuna con los colores de Slytherin, cosa también sorprendente, y al mirar en su interior, encontró al niño más hermoso que sus ojos hubieran visto nunca.

Al instante supo que ese pequeño con aspecto de ángel era el niño del que hablaba la profecía, pero también supo que nunca podría hacerle daño. Se dio cuenta en ese preciso momento que debía escuchar la profecía completa, pues ese niño no podía ser su destrucción. Tomó una decisión apresurada.

Se marcharía junto con el bebé.

Lo tomó en sus brazos y, mientras lo hacía, vio una inscripción en la cuna.

-Harrison.-susurró, y el niño volvió a reír, confirmándole que era su nombre.

Justo cuando estaba preparado para desaparecer apareció Dumbledore, apuntándolo con su varita.

-Suelta al niño, Tom.-dijo, mirando a la inconsciente pelirroja con preocupación.

Sin embargo, su atención volvió a Voldemort al darse cuenta de que no soltaba a Harrison, cuando vio que estaba a punto de aparecerse con el niño intentó detenerlo con un hechizo cortante, pero no lo consiguió, aunque consiguió herirlo al observar que la cuna del pequeño Harrison estaba manchada de sangre.

En otra parte de Inglaterra, lejos de Godric's Hollow, un Señor Oscuro, que ahora tenía el aspecto de un hombre joven, observaba al bebé en sus brazos con cierto grado de adoración mientras decía:

-A partir de ahora nadie nos separará, Harrison.


Harry despertó en ese instante por el sonido de un siseo muy familiar avisándole que debía prepararse para ir a desayunar.

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