top of page
  • Foto del escritorbabochki_lyubov

Gemelos

Capítulo 56


Durante la ceremonia de despedida del curso, además de festejar la llegada de las vacaciones de verano, se celebraba la victoria de Cedric en el Torneo de los tres magos, que se realizó después de que las otras dos escuelas abandonaran Hogwarts para volver a sus países de origen, un auror se acercó a Harry. El auror fue discreto, acercándose a Harry cuando estuvo seguro de que nadie más lo notaría. Lo llevó a un lado del Gran Comedor sin que nadie lo notase, ni siquiera los demás aurores que estaban presentes.

Durante un instante Harry temió que no fuese un verdadero auror, que fuese un seguidor de Dumbledore al que el viejo había permitido colarse para librarse de Harry de una vez por todas. Pero ese pensamiento perdió sentido cuando hizo contacto con los dorados ojos de aquel apuesto auror, quien era mucho más alto que su Tom y mucho más musculoso que Viktor Krum; su pelo castaño era ondulado, lo llevaba en media melena, enmarcando su tosco rostro, con la mandíbula marcada, unos labios muy carnosos, junto con la fina nariz resaltando en medio de la rudeza de sus espesas cejas y su arrugada frente.

Harry pudo ver auténtica preocupación en esos dorados y duros ojos, el auror estaba realmente preocupado por él y aquello, en cierta forma, relajó a Harry. Si estaba preocupado significaba que no era una amenaza para Harry, ni mucho menos para su familia.

-¿Puedo saber qué es lo que tanto le preocupa de mí?-preguntó Harry de forma amable mientras soltaba suavemente su brazo del firme agarre del auror.

El auror ni siquiera fingió sorprenderse de que Harry ya hubiese descubierto, a medias, el por qué de su brusca aparición. Seguramente ya sabría que Harry era un chico demasiado listo para su edad, y que, a veces también era demasiado listo para su propio bien.

-Vi tus ojos.-susurró el apuesto hombre.

Harry se quedó helado. El sentimiento era idéntico al que sentiría si el auror le hubiese lanzado un petrificus totallus. No. No podía ser verdad. Ese desconocido no podía haberlo visto. No podía. No podía saberlo. No. No cuando lo había ocultado por tantos años. Ni hablar. No era posible. No. No. No. No. No no no nononono...

-No voy a decírselo a nadie.-siguió susurrando el desconocido.-Pero el simple hecho de que puedas seguir respirando ahora mismo ya es como un milagro, y ya ni hablemos de que puedas controlar tan bien tu magia. Tan bien como para hacer magia avanzada sin varita.-Harry seguía en shock, pero aún así frunció el ceño al escuchar la observación del auror.

-Después de ver tus ojos en el banquete de Halloween empecé a seguirte, al principio temía por la seguridad del resto de alumnos, y por eso te vi practicando magia avanzada sin varita junto a tu amigo el rubio varias veces, también te he visto con el profesor de DCAO.-a Harry se le secó la boca, ese hombre había estado siguiéndolo por varios meses y ni él ni nadie de su entorno se había dado cuenta.-Después me di cuenta de que en verdad el único por el que debería preocuparme eres tú, al fin y al cabo, con tu control sobre la magia y ese maestro/algo más (sea lo que sea, eso no me importa) tuyo ayudándote a escabullirte al Bosque Prohibido cuando lo necesitas es suficiente para proteger a los demás de ti. Pero, ¿quién te protege a ti de ti mismo?

Harry sintió sus ojos agrandarse con sorpresa, el shock seguía presente, pero ya había adoptado un segundo plano, la sensación más importante en ese momento era el cansancio.

El apuesto auror tenía razón, ¿quién narices protegía a Harry del mismo Harry? Estaba claro que Harry no podía hacerlo, y Tom tampoco podía, no cuando Harry perdía el control de tal forma que la única manera de no hacer daño a nadie de su entorno era llevándolo al corazón del bosque más cercano.

El adolescente sintió sus ojos, aún demasiado abiertos por la sorpresa y las emociones que estaba experimentando, aguarse con las lágrimas que se había guardado durante años, las lágrimas que no había podido derramar delante de nadie por miedo a preocuparlos o a parecer demasiado débil.

Durante tantos años se había sentido impotente, débil, vulnerable, manipulable...

Roto hasta el punto de no retorno.

Y no quería mostrarlo, no delante de los Malfoy, que lo querían y lo cuidaban desde prácticamente siempre; no delante de las hermanas Black que, a pesar de su locura, lo habían criado junto a Tom y habían estado ahí para él toda su vida; no delante de Corvus y Cygnus que, durante muchos años, fueron lo más cercano a unas figuras paternas que tuvo y a quienes amaba tanto como a sus propios padres (los 4); no delante de sus padres del matrimonio Black y Regulus, que habían vuelto a su vida solo para darle una familia aún mejor y darle el calor paternal que, a pesar de todos los esfuerzos de los demás adultos, tanto había anhelado durante toda su infancia; no delante de los Potter, que también habían vuelto a su vida y se estaban esforzando por aprovechar al máximo esta segunda oportunidad que les había dado y trataban de ser unos mejores padres para Harry de lo que fueron en el pasado y Abraham también estaba tratando de ser un buen hermano.

Pero, definitivamente, no delante de Tom, que tanto se había esforzado durante toda su vida para criarlo, amarlo y tratar de arreglar ese algo que estaba roto dentro de él, creyendo firmemente que él podría arreglarse, de la misma forma que un vaso roto vuelve a estar en perfecto estado después de un simple hechizo de reparación, que le había amado desde que no era más que un bebé, que le había esperado (y le seguía esperando) durante tantos años y que tenía la esperanza de que ese algo roto dentro de Harry se arreglaría.

Por eso, ¿cómo iba Harry a decirle que no había forma posible de arreglarlo? ¿Cómo decirle que todas sus esperanzas, que todos sus años de trabajo y esfuerzo, fueron para nada, porque Harry estaba roto más allá de cualquier cura? ¿Cómo decirle que el mismo Harry se había rendido hacía años y que ahora solo seguía aguantando el día a día con este enorme vacío y dolor dentro de sí, sabiendo que estaba condenado a seguir viviendo así por el resto de su vida, sin importar cuán corta esta llegara a ser? Porque Harry sabía que no tenía forma de vivir mucho más después de terminar sus estudios en Hogwarts, que estaba condenado a morir joven porque, tal y como había dicho el apuesto auror, que siguiera respirando con la edad que tenía ya era un milagro de por sí, lo más probable es que no durase muchos años más.

Sobre todo ahora que su condición había empezado a empeorar.

Y así, Harry lloró y sollozó, permitiéndole al desconocido y apuesto auror que lo abrazase y lo consolase, dejando salir todo lo que llevaba tantos años conteniendo y escondiendo, escondiendo incluso de la única persona con la se suponía que no tenía ningún secreto. Lloró y lloró durante tanto tiempo que le pareció eterno. Pero el auror siguió ahí, consolándolo en silencio y permitiéndole desahogarse durante todo el tiempo que requiriese.

Y eso era lo único que Harry necesitaba en ese momento. Lo único que había necesitado durante todos esos años.


2 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page