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  • Foto del escritorbabochki_lyubov

Gemelos

CAPÍTULO 61



La foto de al lado es de los vestidos de las hermanas Black. El vestido de la izquierda (el de la chica apoyada en un mueble con cajones) es el de Bellatrix, y el de la derecha (el de la chica que está en el exterior) es el de Narcissa.



Era 17 de julio.

Era el gran día de las hermanas Black.

El día de su boda.

Todo el mundo estaba en la Mansión Malfoy, toda la secta estaba de los nervios porque todo tenía que estar "perfecto", según las palabras de Narcissa Black, que no paraba de gritarle a todo el mundo: elfos domésticos, magos y brujas que habían contratado para la decoración y preparación, y a los miembros de la secta. Incluso llegó a gritarle a los niños (Sacharissa, Lynx, Lyra, Octans y Rowena). Aquello casi desemboca en una pelea entre ella y las respectivas madres (Severus, Remus, Corvus y Tamsin). Por suerte, los maridos y mujeres estaban ahí también (Sirius, Lucius, Cygnus, Morgana y Bellatrix), e impidieron que los nervios de Narcissa terminaran en una catástrofe el día de su unión.

Para medio día, todo estaba arreglado y listo, sin más incidentes, por suerte para Bellatrix, que solo quería tener la fiesta en paz. Aunque para lograrlo la pelinegra había tenido que aislar a Narcissa hasta el momento en el que debían dar la bienvenida a los invitados.

Habían decido que recibirían a los invitados juntas para después, ir a ponerse sus respectivos vestidos de novia. Una vez que los últimos detalles fuesen finiquitados empezaría la ceremonia. Bellatrix sería la primera en entrar, acompañada por Sirius. Mientras que Narcissa entraría varios minutos después acompañada por Regulus.

El lugar encargado de albergar la ceremonia, el jardín de la Mansión Malfoy, había sido llenado con sillas al aire libre y un altar algo improvisado donde les esperaba el Maestro de Ceremonia. Como Narcissa y Bellatrix Black no eran personajes importantes en el mundo político podían permitirse hacer una ceremonia más privada, aunque como eran parte de la familia sangre pura Black seguían estando obligadas a invitar a otras familias sangre pura.

El hermoso jardín de la mansión había sido decorado con narcisos de todos los colores posibles e imposibles contenidos en lindos y sobrios jarrones, cortesía de Severus y Corvus por petición de Bellatrix, en honor a su hermana y futura esposa. A un lado del altar, estaban dispuestos en varias filas los pavos reales albinos de Lucius, quien se había encargado de entrenarlos para que las bellas aves abrieran sus colas y cantaran en el momento del "Sí, quiero".

Los más cercanos a las novias, es decir, la secta, estaban sentados en las primeras filas. Mientras que los invitados de cortesía, por decirlo de alguna manera, estaban sentados en los asientos traseros.

En el momento en el que Bellatrix y Sirius salieron de la casa empezaron a cantar unos canarios que Morgana había capturado y entrenado solo para este día en especial. El pelo de Bellatrix estaba recogido en un moño alto, aunque lucía como si su pelo luchase contra las horquillas y las gomas de pelo que lo retenían, algunos mechones salvajes habían logrado soltarse y caían por ambos lados de su rostro. Esto, junto con su vestido, la hacían ver como la mujer sin límites que era. Sirius, a su lado, la llevaba al altar con una sonrisa orgullosa en sus labios. Feliz de ser él quien entregara a su prima el día de su boda, esta vez sí, con la persona a la que amaba.

Poco después de que Sirius dejara a Bellatrix en el altar, los canarios empezaron a entonar una canción distinta. Todo el mundo se giró para ver a Narcissa entrar del brazo de Regulus. Su vestido era más suave, y su peinado era una media coleta baja, que dejaba a la gran mayoría de su pelo suelto, con ligeras y delicadas ondulaciones a lo largo de todos sus mechones. Evocaba la imagen de una mujer tranquila y serena, a pesar de que había demostrado lo mucho que podía perder los nervios en días importantes. Regulus, al igual que su hermano mayor antes, también lucía muy orgulloso de llevar a una de sus primas al altar, en uno de los días más felices de su vida.

Una vez ambas mujeres estuvieron en el altar los hermanos Black se sentaron a cada lado de Severus.

El Maestro de Ceremonias empezó con su discurso, al cual nadie prestó atención, pero todos fingieron escuchar por simple cortesía.

Las hermanas Black estaban absortas la una en la otra, tanto que casi no se dieron cuenta de cuando el Maestro de Ceremonias les pidió dar el "Sí, quiero" y unir sus almas con un ritual antiguo que enlazaba a dos personas enamoradas de por vida. Aunque no era tan peligroso como el Juramento Inquebrantable, porque nadie moría si se separaban o si se engañaban con otras personas, la unión entre las dos almas era irrompible.

Todo el mundo, incluidas las recién casadas, se sorprendieron de sobremanera al ver a todos los pavos reales albinos, uno de los grandes orgullos de Lucius Malfoy, dar su espectáculo al abrir sus colas y empezar a entonar una preciosa sintonía. Daban una vista espectacular para todo el mundo. Los pavos reales iban abriendo sus colas de manera gradual, dando la sensación de que el jardín se inundaba de una marea blanca hipnóticamente hermosa.

Las radiantes sonrisas de las hermanas Black no tenían precio. Nunca nadie las había visto tan felices como en ese momento. Solo por eso, por esa expresión de felicidad en los rostros de sus dos mejores amigas, Lucius supo que habían valido la pena todas esas horas en las que estuvo capturando y entrenando a sus pavos reales para ese instante. Remus miró a su marido con una sonrisa orgullosa en la cara y dijo:

-Se siente bien, ¿eh?

Apoyó su cabeza en el hombro de su marido, después de darle un pequeño beso en la mejilla. Con sus hijos gemelos sentados en su regazo, demasiado distraídos con los pavos reales como para fijarse en lo que hacían sus padres.

Lucius sonrió y besó la frente de su esposo con amor antes de contestar.

-Sí, se siente de maravilla.

Cuando los pavos reales dejaron de cantar salió Luna, a quien nadie había visto entrar a la mansión, con Draco a su lado.

Ambos llevaban una pequeña almohada a juego con un anillo plateado cada uno, ella llevaba una almohada negra con los bordes dorados y él llevaba una dorada con los bordes negros. Cada uno llevaba un anillo con runas de unión, pero pese a tratarse de las mismas runas, estas no eran del todo iguales. El anillo portado por Draco estaba adornado por los símbolos tallados de una forma suave y firme, mientras que el anillo de Luna destacaba por sus trazos más caóticos y dispersos.

Luna tenía un precioso vestido rosa pastel que le llegaba hasta las rodillas, el vestido tenía una ancha falda de varias capas que le daban un gran volumen y la parte de arriba del vestido estaba formada por dos tirantes que se agrandaban y se unían a medida que bajaban hacia la cintura y se estrechaban en las partes de los hombros, volviendo a juntarse formando una X en la espalda de la chica, y dejando esa parte de su cuerpo al descubierto casi por completo, al final los tirantes estaban atados en un precioso lazo en la parte baja de la espalda de la chica después de dar una vuelta completa a su cintura. El pelo de Luna era un recogido sencillo, parecido al de Narcissa, con la diferencia de que la coleta de Luna estaba hecha de lado y descansaba en su hombro izquierdo sin ningún mechón suelto en esa parte, mientras que en el lado derecho había varios mechones sueltos que estaban rizados, al igual que las puntas de los mechones que conformaban su coleta. Ella sonreía risueña, cogida del brazo del primogénito de los Malfoy. Quién, como no podía ser menos, portaba un exquisito traje a medida que se amoldaba a su cuerpo de una manera mágica, este parecía levitar rozando de forma cálida la piel del rubio. La chaqueta había quedado olvidada en su asiento y había sido robada por sus hermanitos para jugar con los botones y trazar con sus deditos el patrón que hacían las líneas del bordado. La camisa, a juego con la chaqueta, estaba adornada por unos finos trazos cosidos que formaban pequeños y simples remolinos y olas por el pecho y costados del rubio y que continuaban hasta la espalda de la prenda donde poco a poco ascendían por los extremos de la espalda volviéndose más grandes e impresionantes hasta acabar en el cuello con una especie de lazo. En las partes de la camisa donde más bordado había, la tela era más transparente pudiéndose entrever la pálida piel del chico. El cabello del chico iba perfectamente peinado, dándole un aire de chico inocente que contrastaba totalmente con su personalidad habitual y con su sonrisa de divertida y mirada complicidad que compartía con su tía Bella.

Draco avanzaba sonriente junto con su acompañante que iba prácticamente saltando hasta el altar donde las dos mujeres les esperaban con unas enormes sonrisas de felicidad en sus caras.

Una vez en el altar, Draco le entregó a Narcissa su anillo para que pudiera colocarlo en el dedo anular de su, ahora, esposa, quien la miraba con los ojos llenos de amor. Y acto seguido, Luna le entregó a Bella su anillo para poder hacer lo mismo con su esposa.

Terminado esto, los rubios fueron invadidos por besos y abrazos de las dos mujeres que se habían unido en matrimonio ese día. Luna solo alcanzaba a soltar risitas risueñas en los brazos de Bella ante algunas cosquillas de Narcissa, mientras que Draco mantenía una especie de conversación hecha de sonrisas y miradas cómplices con Bella, mientras Narcissa lo tenía abrazado por los hombros y pegado a su costado con la cabeza apoya en su pecho. Junto a todo esto, ambos adolescentes seguían con las manos unidas.

Todo ello provocando la ternura de todos los asistentes, de los cuales muchos pensaban que la niña era la hija de las hermanas Black, dado a su parecido físico con Narcissa y sintonía con el mayor de los Malfoy que todo el mundo sabía que había sido criado por estas.

Xenophilius Lovegood había mirado la interacción entre su hija y las dos mujeres con melancolía y un pequeño dolor en el pecho, pues sabía que él ya no podía darle la calidez de un hogar ni el amor de una verdadera familia a su pequeña desde que su esposa había muerto.

Recordó la propuesta de las mujeres, que le pidieron adoptar a su Luna, y estaban dispuestas a compartir la custodia con él siempre y cuando Luna se fuese a vivir con ellas de forma definitiva, y, por primera vez, la consideró.

Se negó en rotundo cuando esas dos mujeres locas aparecieron en su casa exigiendo adoptar a su hija hacía ya varios meses, pero ahora, viendo a su pequeña tan feliz con ellas, no pudo evitar pensar que quizás ella estaría más feliz en un sitio con personas que pudiesen ofrecerle la calidez de un hogar y el amor de una familia de verdad. Además, no se la estaban quitando para siempre, él podía seguir teniendo a su niña con él, solo tendría que compartirla con las dos mujeres que en ese instante estaban mirándose la una a la otra tan enamoradas en el altar.

Xenophilius sonrió cuando Luna se sentó a su lado una vez terminado su trabajo, cogió la mano de su pequeña acariciándola con cariño, tomando una decisión.

La boda continuó con el banquete, eso sí, no antes de que Bella colocase ambas manos alrededor del rostro de su recién estrenada esposa y le diera el beso del siglo, con el que algunos invitados se habían tapado los ojos por la intensidad. Y una vez terminado, Bella les guiñó el ojo a todos sus amigos que la estaban mirando como si no tuviera remedio.

El banquete era el más espectacular que muchos de los invitados habían visto en toda su vida, cortesía de la secta quienes conocían muy bien los gustos de las hermanas respecto a la comida.

Durante la celebración, todos disfrutaron y rieron, algunos lloraron, y otros decidieron acaparar la atención con discursos ridículamente largos y sin sentido (ejemSiriusylosgemelosWeasleyejem), incluso hubo pequeños fuegos artificiales con formas de crías de dragón correteando por entre los pies de los invitados en un momento (cortesía de Harry y Cygnus). Pero cuando todos creyeron que por fin se habían terminado los discursos, los chistes malos y las anécdotas vergonzosas al ver a uno de los camareros ir a apagar los altavoces y retirar el micrófono del pequeño escenario, el antiguo Señor Oscuro, quien llevaba ya unas copas de más, subió arrancándole al pobre chico el micrófono con una mirada acusadora por creerse que le iba a impedir dar un discurso en uno de los días más importantes de la vida de su gran amiga.

Se aclaró la garganta, y le dedicó una sonrisa a su querida amiga Bella, que solo pudo temerse lo peor de su amigo. Ambos se adoraban, pero el instinto de picarse y acabar en el barro pegándose para después acabar riéndose y abrazándose mientras se decían cosas bonitas había marcado su amistad desde la más tierna infancia de la morena. Y esto no se había visto reducido ni un poco a pesar de la distancia o los años de diferencia entre ambos, y por eso la más alocada de las hermanas Black temía lo que su antiguo Señor podría hacer el día de su boda, como venganza por todas las bromas que ella le había gastado a lo largo de los años.

-Bueno, bueno, por fin puedo decir que nuestra querida Bellatrix ha sentado cabeza y se ha arreglado como una señorita-empezó a decir Tom con un pequeño tono de burla.-Aún puedo recordar nuestro primer enfrentamiento: esta señorita- dijo señalando con un dedo acusador a una de las novias- con tan solo, ¿cuántos? ¿ocho años? Osó reírse de mí y gastarme una pequeña broma mandándome al cuarto de juegos, dónde estaban todos los niños, y convencerles de atacarme lanzándome juguetes porque no me había molestado en contestarle una pregunta estúpida a su querida hermana pequeña y la muy maldita se vengó. Debo destacar que ella tiró su munición a cierta parte importante que no debería ser sabida por una niña y qué los únicos que no me atacaron fueron Narcissa y Lucius. Y solo porque Narcissa le estaba haciendo un peinado a Lucius, que quedó muy bonito, por cierto. Oh, pero ese solo fue el comienzo, esta gran tiradora-dijo remarcando al hacer comillas con los dedos. - encontró a los perfectos compañeros de juegos. Estoy seguro de que algunos profesores de Hogwarts aún tienen pesadillas con esos tres. Eran terribles.

Ante esto los gemelos Weasley ladearon la cabeza al mismo tiempo mientras tenían una sonrisa de lado, habían escuchado rumores y alguna anécdota por parte de un muy enfadado Filch sobre un trío terriblemente ingenioso y maléfico. Y alguno de los invitados ya adultos asintieron al recordar algunas de las grandes hazañas de aquel trío verde y plateado.

-Y pasado el tiempo, ese trío acabó trabajando para mí. Era un grupo cerrado, los tres siempre se han cubierto las espaldas, ante todo y todos, siempre eran ellos tres juntos contra el mundo. Y yo también estaba cerrado, era solo yo, ¿sabéis? Nosotros teníamos un trabajo peligroso y muy demandante y ellos siempre se agrupaban, anulando las carencias de los otros. Y pese a esa mirada de dura que tiene, yo la he visto llorar, se ha derrumbado ante mí. Lo recuerdo muy bien. La primera vez que la vi llorar fue la primera vez que fracasó en una misión, ella aceptó toda la culpa y se derrumbó delante de mí y la verdad es que no supe reaccionar. Y la acabé abrazando y, en ese instante, sentí que algo se rompió entre nosotros, un muro, un muro invisible que siempre había estado ahí, pero que ninguno de los dos había notado. La siguiente vez que la vi llorar fue cuando Barty nos dejó.

Respiró hondo.

-El padre de Barty le obligó a dejar el trabajo para seguir sus pasos, para formarlo a su imagen y semejanza. Nos tuvo que dejar, pero, aun así, Rodolphus. Bellatrix y él seguían igual de unidos, pese a todo siempre estuvieron los unos para los otros. Pero un día, Barty decidió ayudar en una misión, la última misión, dijo él, la misión de despedida, así la llamó...- Tom hizo una pausa.- Sin saber que realmente sería su última misión. Algo salió mal y,-Tom cerró los ojos- lo perdimos y no pudimos hacer nada para salvarlo. Esa noche fue la peor, Bella se mantuvo firme para todos, sobre todo para Rod, pero cuando estuvimos a solas se derrumbó y ahí, esa fue la primera vez que actué como un verdadero amigo y fue en ese instante cuando el muro se destruyó por completo. Yo pude verla vulnerable, ella me lo permitió y yo estuve ahí para ella en ese momento de debilidad.

Tom miró a Bella, que le devolvió una mirada llena de lágrimas al recordar al amigo al que había perdido hacía tanto tiempo. Ella realmente desearía que Barty estuviese ahí ese día, que estuviese con ella en el día más feliz de su vida. Pero la gente muere y la vida sigue, y Bella podía decir ahora, que sabía con certeza que el alma de su amigo la acompañaba siempre, y que él la estaba viendo y estaba celebrando con ella en su día especial desde el más allá.

Tom decidió seguir con su discurso, sin dejarse inmutar por los ojos llorosos de su amiga.

-Odio mi cumpleaños. Siempre lo he odiado y odio aún más celebrarlo. Aunque probablemente lo que más odiaba era no tener a nadie con quien celebrarlo, ahora que lo pienso. Pero el punto es que todo el mundo sabe que yo no celebro mi cumpleaños, o no solía celebrarlo, al menos.-Tom miró a Harry con cariño y el ojiesmeralda le devolvió la mirada con el mismo cariño.- Y, un año, por mi cumpleaños, estos tres locos se plantaron en mi despacho con una tarta de limón y me cantaron Feliz Cumpleaños. No supe cómo reaccionar, la verdad. Yo era el jefe duro y frío y aterrador y lo mejor que se les ocurre a esos tres suicidas es presentarse en mi despacho con una tarta de limón, ¡de limón nada menos!, y cantarme Feliz Cumpleaños.

La secta al completo rio por la referencia a los caramelos de limón de Dumbledore, aunque los otros invitados se vieron de lo más confundidos.

-Y Bella y Rod también estuvieron ahí para mí en mi peor momento, fue mucho después de que Barty muriese. Sobre todo Bella estuvo ahí, apoyándome, cubriéndome las espaldas cuando el resto del mundo me abandanó.- Volvió a cerrar los ojos y cogió aire- Tengo un trabajo algo... peligroso, por así decirlo, y decidí dejarlo o, mejor dicho, tratarlo desde un enfoque diferente. Sin embargo, muchos de mis subordinados se pusieron en mi contra, recibí tantas críticas y rechazos de todo el mundo que trabajaba para mí, pero Bella estuvo ahí, se mantuvo siempre a mi lado. Al final de día cuando ya no podía más, ella aparecía, me picaba, nos acabábamos insultando y riéndonos como tontos y la verdad es que aquello era lo que me mantenía de pie, lo que me ayudaba a seguir con mi decisión. No pude tener mejor compañía. Y esta no es ni la mitad de la historia, pero hoy no es un día triste o un día nostálgico para llorar por todos los buenos momentos que ahora no son más que buenos recuerdos, hoy es un día feliz, un día en el que mi mejor amiga al fin ha conseguido tener su felices para siempre con la mujer a la que ha amado toda su vida, y quién, a su vez, ha amado a Bella durante toda su vida, y solo tengo una cosa por decir y es que: aun cuando el mundo entero me dio la espalda por mis decisiones, tú, Bellatrix Black, siempre estuviste ahí para mí, apoyándome en silencio, y otras tantas no tan en silencio-los invitados rieron debido a la mención al loco carácter de la morena- y por eso y más, yo te juro, hoy, aquí, que pase lo que pase de ahora en adelante, tu esposa y tú siempre tendréis mi apoyo, aún si el universo entero se pone en vuestra contra. -Alzó la copa y dijo- Os deseo lo mejor y, Bella, la pequeña Bella, no te haces idea de lo mucho que te quiero Bellatrix Black. ¡Por las novias!

Todos los invitados alzaron sus copas a la exclamación de "¡Por las novias!", mientras Narcissa veía a su esposa limpiarse las lágrimas con una de las servilletas que había en la mesa.

Cuando Tom bajó del escenario se acercó a la mesa de las novias y miró a Bellatrix con una sonrisa en la cara, ella le sonrió de vuelta y se levantó, para acto seguido darle un leve puñetazo en la cara, haciendo reír a todos los invitados.

-Esto es por ponerte sensiblero el día de mi boda.

Acto seguido lo cogió del brazo y tiró del antiguo Señor Oscuro hasta sus propios brazos y los dos se abrazaron durante varios minutos antes de que ella le susurrara al oído.

-Y esto es por ser mi primer y también mi mejor amigo. Tu tampoco tienes idea de lo mucho que yo te quiero.

Después de eso, siguieron con el banquete hasta que llegó la hora de bailar.

El primer baile de casada de Narcissa fue con Sirius. Puesto que la tradición de las familias sangre pura marcaba que la novia o, en este caso, la parte más "femenina" de la pareja, debía tener el primer baile de casada con su padre o con la persona más cercana a la figura paterna que esté presente en la boda, y justo después ella debía bailar con el novio, o en este caso, con la parte más "masculina" de la pareja.

A diferencia de lo que todos pensaron, Sirius lo hizo muy bien, con todos los pasos bien coordinados y sin equivocarse ni una sola vez. Mientras los miraban bailar todos los invitados que no formaban parte de la secta no pudieron evitar pensar que el baile era algo natural para ambos primos, que era algo que llevaban en la sangre. Por supuesto, lo que todos esos invitados ignoraban eran las horas y horas y más horas que Narcissa había obligado a Sirius a pasar coreografiando el baile y practicándolo hasta tenerlo grabado a fuego en sus pies a lo largo de los últimos meses antes de la boda. Porque sí, el baile del padre tenía unos cuantos movimientos básicos, pero aparte de los tres movimientos que eran obligatorios en cada baile del padre para poder ser identificado como tal, el resto del baile era coreografiado por la propia novia y su padre o figura paterna durante los meses previos a la boda, además de que cada novia escogía la canción que deseara para ese baile, no teniendo ninguna canción específica. Ese baile era la única razón por la que todos los niños sangre pura estaban obligados a dar clases de baile de pequeños, por mucho que algunos de ellos lo odiaran (cofSiriusyAbrahamcof).

Después del baile del padre, le siguió el primer vals de las novias, que fue lento, romántico y lleno de corazones de amor, literalmente, al parecer Remus y Severus no pudieron resistir la tentación de unirse a las pequeñas bromas que los demás habían planeado para la boda de las hermanas Black y contribuyeron con corazones de colores que flotaban por toda la carpa colocada en el jardín trasero de la Mansión Malfoy y que olían a amortentia, pero que no tenían ningún efecto si alguien decidía ingerirlos, cómo había sido el caso de los pequeños y traviesos gemelos rubios que Remus tenía en su regazo, los cuáles parecían preferir comer corazones de colores que comida de verdad, exasperando a Lucius, que había estado alimentándolos (o intentándolo) antes de que aparecieran los corazones.

La fiesta siguió durante bastantes horas después del baile de las novias, pero todos aquellos que no eran cercanos a las hermanas Black fueron yéndose poco a poco, despidiéndose de ellas y deseándoles un feliz matrimonio, puesto que sus regalos ya habían sido dejados en una habitación destinada a ellos por los elfos domésticos de los Malfoy a su llegada.

Para cuando se despidieron todos los invitados, solo quedaban los adultos de la secta despiertos, puesto que los niños y adolescentes habían caído redondos hacía varias horas. Las hermanas Black agradecieron con mucho entusiasmo a Lucius por los pavos reales, y a Remus y a Severus por los corazones, y no perdieron la oportunidad de regañar a Sirius, puesto que los gemelos ya estaban K.O. abrazados a un feliz Draco entre sueños, y también molestaron un poco a Cygnus por los dragones y le dieron las gracias, pidiéndole que le diera las gracias a Harry cuando despertara, Tom se libró de cualquier discurso o reprimenda porque el alcohol le había sentado tan mal que él también había caído rendido junto a su adorado Harry, provocando las risas de los integrantes aún despiertos de la secta y así las hermanas Black se fueron a su propia Mansión, para pasar su primera noche como un matrimonio de verdad.


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