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Gemelos

CAPÍTULO 5


Abraham Potter despertó muy desanimado, no tenía ganas de hacer nada a parte de quedarse en la cama lamentándose de su mísera existencia. Sin embargo, su mejor amigo, Ron Weasley, no pensaba lo mismo.

-Levántate, Abraham.-Ron le sacudió el hombro a su amigo, en el quinto intento por hacer que se levantara para ir a clase.

-No quiero. Vete sin mí.-le contestó el ojimiel, dándose la vuelta.-Tenemos DCAO a primera hora con ese maldito de Novikov. Lo último que necesito es verle la cara.-se quejó Abraham.

Ron miró a su amigo sin saber qué hacer para levantarle el ánimo. Al final se decantó por la mejor opción, y también la más fácil.

Buscar a su mejor amiga, ella siempre sabía qué hacer.

Abraham oyó la puerta de la habitación ser cerrada y se relajó pensando en que su amigo por fin lo iba a dejar en paz. Así que cerró los ojos, dispuesto a dormir, o a intentarlo al menos.

Cuando, de repente, la puerta fue abierta bruscamente, cosa que hizo a Abraham sentarse con un brinco en la cama, mirando hacia la puerta asustado. Vio a su mejor amiga, Hermione Granger, dirigirse hacia él con una mirada furiosa, parecía una auténtica leona, y Abraham temió seriamente por su vida.

-¡Abraham Potter, más te vale levantarte de esa cama en este mismo instante y prepararte para ir a clase!-gritó la chica una vez llegó a la cama del pelirrojo.

Abraham la miró y, aun temiendo por su integridad física, negó con la cabeza, volviendo a tumbarse en la cama mientras decía:

-No lo entiendo.-suspiró, y las lágrimas acudieron a sus ojos.-¿Por qué?

Tanto Ron como Hermione se sintieron mal al ver el estado de su amigo.

-Abraham...-Ron no sabía qué decir para hacer sentir mejor a su amigo.

-¿Qué tiene ese profesor que yo no?-preguntó el supuesto Niño-que-vivió, sin esperar una respuesta de nadie.

-Es solo un rumor, Abraham.-le dijo Hermione, sentándose en el borde la cama.- Riddle no lo ha confirmado.

-Pero tampoco lo ha negado.-la contradijo el heredero Potter.- Y ya viste como se pavoneó Novikov ayer en clase de DCAO. Además, Harry siempre está con él. Y una vez hasta le vi sonrojarse por algo que le dijo Novikov.

Hermione y Ron suspiraron mirándose, pues ellos habían visto también como Riddle se comportaba con el profesor. Ellos siempre supieron que Abraham no tenía oportunidad con el chico Riddle, pero no querían que algo como esto pasara y por eso no le dijeron nada.

-A lo mejor Riddle no es para ti, amigo.-le dijo Ron.

Abraham los miró y, por un segundo, creyeron que habían conseguido animarlo, pero entonces Abraham empezó a sollozar. Los dos saltaron asustados, no tenían ni idea de qué hacer con esa situación.

-P-Pero es q-que y-yo no quiero a n-nadie que no sea é-él.-consiguió decir Abraham entre sollozos.

En ese momento la puerta de la habitación volvió a ser abierta, y por ella entró McGonagall siendo seguida por James y Lily Potter, con idénticas expresiones de preocupación pintadas en el rostro.

-¡Oh, Abi!-exclamó Lily, mientras abrazaba a su hijo, consiguiendo que los sollozos de éste incrementaran.-Mi bebé, ¿qué ha pasado?

James se sentó al lado de su esposa, acariciando los pelirrojos cabellos de su hijo. Mientras tanto, McGonagall se había ido llevándose a Ron y Hermione con ella.

-Mami.-sollozó Abraham, hundiendo aún más el rostro en el cuello de su madre.

-Cuéntanos qué ha pasado, hijo.-esta vez fue James el que habló, seguía acariciando el pelo de su hijo.

-Hay u-un chico que m-me gusta mu-mucho.-empezó Abraham, James y Lily se miraron con el ceño fruncido, ¿no era su hijo muy joven para problemas amorosos? Pero no dijeron nada y le dejaron continuar, los sollozos fueron disminuyendo a medida que hablaba.-É-Él est-tá en Slytherin.

-¿Te gusta una serpiente?-preguntó su padre, alarmado.

-Sí, pero no es como los otros Slytherin.-dijo, pues él de verdad creía que Harrison era diferente de las otras serpientes.-Él es especial. Parece un ángel caído del cielo, es hermoso e inteligente. Es el primero de todo el curso. Todos los profesores creen que es un prodigio.

Ese niño realmente parecía perfecto.

Demasiado perfecto para el gusto del matrimonio Potter. Pero se mantuvieron en silencio, pues sabían que su hijo necesitaba contar todo lo que lo atormentaba.

-Aunque él nunca ha mostrado interés por mí.-Abraham agachó la mirada con tristeza.-Lo he hecho todo para que se fije en mí, pero nada. Y, ahora, todos dicen que le gusta el profesor de DCAO, y él no ha dicho nada al respecto. Pero no hace falta que lo diga. La manera en la que el profesor se pavoneó ayer todo el día y el comportamiento de Harry a su alrededor hablan por sí solo. Nunca tuve ninguna oportunidad, pero no quería verlo.

En cuanto acabó de hablar, los sollozos volvieron. James y Lily se miraron sin saber qué hacer o decir. Hasta que James se dio cuenta de algo.

-Pero, aunque el chico que te gusta sienta algo por vuestro profesor, y aunque ese sentimiento sea correspondido, no pueden tener ningún tipo de relación amorosa.

Abraham miró extrañado a su padre, pero Lily sí lo entendió.

-¿Por qué?-acabó preguntando Abraham, al ver que sus padres no le decían nada.

-Porque ningún profesor puede tener una relación amorosa con un alumno.-le explicó su madre.-Y si la tiene es despedido.

-Así que,-continuó James.-cualquier tipo de relación entre ellos dos es imposible. Y, cuando al chico, Harry,-a James le costó pronunciar ese nombre.- se le rompa el corazón por eso, allí estarás tú para consolarlo y mostrarle lo maravilloso que eres, y eso hará que se enamore de ti.

Lily suspiró, pues sabía que su marido había sido todo un genio a la hora de crear estrategias para enamorar a las chicas en su juventud y, a pesar de que no le gustara eso, tenía que admitir que, ahora mismo, su hijo necesitaba aquella clase de consejos para sentirse mejor, solo le quedaba darle la razón a su marido.

-Exacto, solo debes tener paciencia y esperar.-le dijo la pelirroja a su hijo, mientras acariciaba su espalda con cariño.-Tu momento llegará. Si te gusta de verdad, asegúrate de no dejarlo escapar.

Abraham miró a sus padres sorprendido antes de sonreír y asentir, con el rostro enrojecido por el llanto.

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