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  • Foto del escritorbabochki_lyubov

Gemelos

CAPÍTULO 64


Orien y Abraham tardaron varias horas en volver a la Mansión Slytherin.

Aún no habían procesado del todo la charla que habían tenido con Harry hace ya horas, pero se les había hecho muy tarde y no querían que nadie más sospechara que algo iba mal porque no volvían del bosque. Caminaron despacio dirigiéndose a la habitación de Abraham casi sin darse cuenta de lo que hacían.

Orien puso un hechizo de privacidad en cuanto entraron en la habitación, mientras Abraham se sentaba a los pies de su cama y hundía la cara entre sus manos tratando de procesar el hecho de que su hermano gemelo era un obscurus por culpa de sus padres. Por culpa suya.

Él había convertido en un obscurus a su hermano.

Era un...

-No es culpa tuya.

Orien se había agachado frente a Abraham y empezó a acariciarle las muñecas con cariño.

-No puedes culparte por algo que no podías controlar, Abby.-Orien apoyó su frente contra el dorso de las manos de Abraham, que seguían tapando su rostro.-Eras un bebé, no podías hacer nada para influenciar la actitud de tus padres. Así que no te culpes, porque no es culpa tuya, ¿me oyes?

De repente, se escuchó un sollozo dentro de la habitación.

Orien no dijo nada, simplemente se quedó ahí agachado, acariciando con suavidad las muñecas de su novio y con su frente apoyada contra sus manos, apoyándole mientras dejaba ir todo el dolor y la frustración que había llevado dentro durante toda su vida.



Ya era por la mañana y Tom acariciaba el pelo de su hermoso Harry, cuya cabeza descansaba en su pecho desnudo después de haber hecho el amor por primera vez. Tom suspiró, su Hortensia había crecido tanto y tan rápido, el ex–Señor Oscuro aún recordaba el día que había traído a Harry a casa por primera vez, cuando el ojiesmeralda no era más que un lindo bebé.

En aquella época tenía como residencia semipermanente la Mansión Riddle, donde Cissy y Bella solían colarse para hacer sus intimidades, ejemsexoejem, sin que el pequeño Draco las atrapara. Ellas, de hecho, estaban ahí cuando Tom apareció con el bebé Harry entre sus brazos...



Hace 14 años, Little Hangleton, Mansión Riddle...

Tom caminaba con tranquilidad hacia la puerta de su actual mansión, esta no era muy de su gusto; en su humilde opinión era demasiado muggle; mientras acunaba a un pequeño niño de no más de un año que dormitaba entre sus brazos. Al entrar al recibidor, el Señor Oscuro supo que las locas hermanas Black habían decidido hacer una visita sorpresa en cuanto puso un pie dentro de la Mansión. Solo ellas podían hacer que una apestosa mansión muggle pareciera algo decente en cuestión de horas (de un par de visitas). Estas cada vez que hacían uso de la mansión cambiaban las horrorosamente muggles instalaciones por a un espacio digno del heredero de Salazar Slytherin.

-¿Bella? ¿Nagini?-preguntó Tom buscando a la mujer y a la serpiente, pues esas dos juntas nunca eran una buena combinación para él.- ¿Narcissa?

Nada.

No había ni rastro de mujeres o serpientes. Aun así, el mago no bajó la guardia, esas locas podían aparecer desde cualquier lugar para meterse con él.

El precioso niño se removió en sus brazos por el volumen elevado de su voz, Tom volvió a acunarlo.

-Tranquilo, Harrison. Está bien, puedes seguir durmiendo.

-¿Mi Lord?

Tom debió haberlo visto venir.

De verdad que debió haberlo visto venir.

Nunca admitirá que pegó un salto enorme del susto que Bella le dio al aparecer a su espalda. Jamás. Él la había sentido llegar. Sí, señor. Él ya sabía que ella estaba ahí. Claro que sí. Y cruciaría a cualquiera que osase contradecirlo.

-¡Bella!-dijo Tom.

Y no, su voz no salió dos octavas más aguda de lo normal. Ni hablar.

Bellatrix se aguantó la risa, pero claramente se estaba riendo del temible Señor Oscuro sin compasión alguna. A continuación, aparecieron Narcissa y Nagini, y Tom pensó que estaba salvado hasta que su rubia amiga posó sus ojos en el niño que estaba cargando.

-¿Mi señor?-preguntó Narcissa con duda, sin quitar sus ojos del niño.- ¿Es eso un niño?

Tom miró al pequeño Harrison, que se había llevado su dedo pulgar a la boca mientras dormía y luego sonrió con alegría.

-Sí, es el niño Potter. Y es mío ahora.

Acto seguido, Tom sacó el pulgar de la boca del pequeño para despertarlo, luego lo cogió por debajo de las axilas y lo giró en dirección a las hermanas y la serpiente para que las tres pudieron verlo.

El bebé abrió los párpados, dejando a la vista sus hermosos ojos esmeraldas cautivando a Narcissa y Nagini, mientras que Bellatrix seguía con la boca abierta y la expresión de mayor shock y sorpresa que Tom le había visto en su vida.

Narcissa se acercó y cogió al niño de manos de Tom apoyándolo contra su cintura mientras le acariciaba las mejillas un poco regordetas, mientras le hacía carañotas para hacerlo reír. Harrison rio y alargó su pequeña mano hacia la cara de Narcissa provocando la risa de la mujer.

-Es una preciosidad, ¿realmente es el niño Potter?-Narcissa miró al Señor Oscuro ahora.-Y, con todo el respeto, mi señor, ¿pero no es un poco joven para usted?

Tom, cuya cara estaba llena de orgullo por la manera en la que su pequeño Harrison (sí, como ya había dicho, el niño era suyo ahora. Y no, el Señor Oscuro no aceptaba críticas constructivas), inclinó su cabeza hacia la izquierda, confundido por la segunda pregunta de Narcissa.

-Sí, realmente es el niño Potter. Bueno, uno de ellos al menos.-Tom miró al niño, quien tenía agarrado un mechón de cabello de Narcissa y trataba de comérselo.-Y, respecto a la otra pregunta, bueno, realmente no la entiendo del todo. Quiero decir, sí, es pequeño, pero ya crecerá.

Narcissa se encogió de hombros volviéndose para a jugar con el pequeño.

Así que, Tom se volvió a mirar a Bella y Nagini, solo para encontrarse con la serpiente enroscada alrededor de la Black y a las dos mirándolo con la mirada más juzgadora que el mago oscuro había recibido jamás. Y eso era mucho decir habiendo crecido con Dumbledore observándolo.

Tom giró la cara inmediatamente y actuó como si no hubiese hecho nada malo. ¡Que no lo había hecho! A ver, bueno, que sí, secuestrar niños es un delito... ¡Pero el niño estaba muy feliz de irse con él, así que, técnicamente hablando, no era un secuestro del todo! ¡Así que él no había hecho nada malo y, por tanto, no merecía que se le mirase cómo si lo hubiese hecho!

-Que el niño va a crecer... ¡No me digas!-exclamó Bella, acercándose al Señor Oscuro aún con la serpiente en sus hombros.

-¡No es justo!-exclamó Tom de vuelta.-¡Porque siempre te metes conmigo! ¡Es injusto! ¡Haga lo que haga tú lo aprovechas para abusar de mí! ¡Abusona!

Bellatrix le dio una colleja ni bien llegó a la altura del Señor Oscuro y ambos empezaron a gritarse el uno al otro reclamo tras reclamo.

Mientras tanto, Narcissa miraba divertida la pelea entre los dos con un bebé Harrison babeándole el cabello.

Después de unos treinta minutos, Tom y Bellatrix se dieron cuenta de que ya no se oía el ruido que hacía Harry al babear el pelo de Narcissa ni la suave risa de la mujer, por lo que se giraron a mirarla solo para encontrarse el lugar en el que estaba antes completamente vacío.

-¡No está!-exclamó Bellatrix.

Tom giraba la cabeza de un lado al otro, casi desnucándose, buscando a los desaparecidos.

-¡Esa perra se ha llevado a mi niño! ¡Hay que encontrarla ya!

-Tu robassste al niño primero, ¿recuerdasss?-siseó Nagini, de lo más entretenida viendo a Tom desesperado por encontrar al niño que acababa de secuestrar.

-¡Essso no tiene nada que ver!-le siseó Tom de vuelta. En respuesta Nagini hizo lo más parecido que una serpiente podía hacer a una risa. Tom rodó los ojos exasperado.

Bellatrix solo los ignoró en pos de buscar a su hermana, pues por mucho que le gustase ese pequeño bebé ojiesmeralda ella no quería hijos aún, ya tenía suficiente criando al mini Malfoy, y ahora también tendría que ayudar al estúpido Señor Oscuro roba bebés, pero hasta ahí. Nada de llevárselo con ellas para siempre. No, señor. El niño se quedaba con su secuestrador, que bien contento estaba el bebé con el vejestorio ese antes.

Al mismo tiempo que el pánico se desataba en el resto de la Mansión Riddle, en la cocina Narcissa estaba comiendo unas galletas que la elfina doméstica del Señor Oscuro había hecho mientras hablaba con el pequeño Harrison.

-Bueno, pequeño Harry, aunque Harrison es un nombre elegante y hermoso y te queda perfecto, voy a llamarte Harry a partir de ahora porque es más corto.-Harry ni siquiera le prestaba atención, demasiado entretenido en su entusiasmo por tratar de alcanzar a la elfina doméstica que le sonreía mientras cocinaba la cena para los adultos.

-Quiero explicarte un par de cosas antes de que vuelvas con esos dos. Primero: nunca les hagas caso ni al Señor Oscuro ni a Bellatrix, ellos pueden ser un poco tontitos la mayoría del tiempo y nunca, jamás tienen la razón. Segundo: te digan lo que te digan ellos, tú siempre tienes que hacerme caso a mí, siempre. Porque yo siempre tengo razón y ellos siempre se equivocan, ¿vale, cariño?

Y así, Narcissa siguió diciéndole cosas al pequeño Harry, quien seguía entretenido por la elfina doméstica que no paraba de reír al escuchar las cosas que la joven Black le decía al niño que su amo había traído a la casa.

Después de corretear por la Mansión en vano, Bellatrix y Tom acabaron en la cocina para beber agua antes de seguir con su búsqueda, solo para encontrarse a la mujer que buscaban con la boca llena de galletas. Narcissa al verlos tan agitados se dio cuenta de que se había demorado más de la cuenta en la cocina y les sonrió, aún con la boca llena, antes de intentar salir corriendo con el niño, por miedo a lo que le harían pensando que había secuestrado al pequeño Harry. Que sí, se lo había llevado sin consentimiento, pero tanto como secuestro... Ni que ella fuera el Señor Oscuro.

Justo cuando Tom y Bellatrix se disponían a correr detrás de la rubia roba-niños-bonitos, el niño bonito en cuestión empezó a lloriquear. Todos se paralizaron.

-¿Qué pasa, Harry?-preguntó Narcissa, mientras se balanceaba con el niño tratando de calmarlo, sin éxito.

Tom y Bella se acercaron a mirar al niño, que simplemente seguía haciendo pequeños lloriqueos, pero no demasiado altos, casi como si temiese molestar a alguien con su llanto.

-Tendrá hambre.-siseó Nagini, acercando, curiosa, su cabeza al niño.

La serpiente lamió la mejilla del bebé en brazos de Narcissa de forma tentativa, Harry dejó de lloriquear y alargó la mano para tocar la cabeza de la reptil, a pesar de que seguía moqueando. Nagini se dejó tocar encantada, sorprendiendo a Tom al emitir una especie de ronroneo serpentino mientras el bebé le acariciaba la cabeza. Lo siguiente que hizo la serpiente fue arrastrarse hasta pasar de los hombros de Bella a los de Narcissa y enroscar su cuerpo serpentino alrededor del niño, como si fuese una mamá oso cuidando de su bebé.

-Sssí, tiene hambre. Aliméntalo, Tom.-afirmó la serpiente, mirando al Señor Oscuro de forma amenazante.

-Nagini dice que tiene hambre. Hay que darle de comer.-tradujo Tom para las dos brujas.

-Tiene hambre.-dijo Bellatrix, mirando sospechosa a la serpiente, pero aceptándolo, luego se giró a mirar al Señor Oscuro pensativa cuando se le iluminó la cara con una sonrisa traviesa que no auguraba nada bueno para Tom.-¿Qué? ¿Vas a darle el pecho tú, genio?

Tom palideció.

-Ya tiene un año, ya no toma el pecho...-Tom miró a las dos mujeres, que sonreían con maldad.-...¿no?

-De hecho,-Narcissa continuó con la broma de su hermana.-lo mejor para los bebés es que tomen el pecho hasta los dos años de edad, más o menos.

Tom palideció aún más.

-¿Y cómo hacemos eso?

-Oh, pues no sé.-dijo Bellatrix, indiferente.-Tú trajiste al bebé aquí, es tu responsabilidad averiguar estas cosas. Al fin y al cabo, el niño es tuyo ahora, ¿cierto?

Tom Marvolo Riddle nunca se había sentido tan estúpido y humillado a la vez en toda su vida. La próxima vez que robara a un niño se aseguraría de hacerlo después de que este cumpliera los 3 años. Solo para estar absolutamente seguro de que esto no volvía a ocurrirle.


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