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Imprimación

Capítulo 1


Harry no entendía muy bien qué había pasado después de abrirle la puerta a ese señor que vestía extrañas ropas negras. Solo sabía que el señor le había sonreído y le había hablado de forma amable, cómo nadie le había hablado nunca. Luego el señor le pidió llevarlo con sus tíos, cuando Harry lo hizo supo que había sido una mala decisión al ver la cara del tío Vernon ponerse roja y luego morada, justo cómo se ponía antes de pegarle o hacerle esas otras cosas que Harry no entendía, pero que dolían y lo hacían sentirse sucio.

Luego el señor amable de ropas negras había dicho algo sobre recibir su merecido y aprender su lugar y había sacado un palito de madera con el cual había apuntado a sus tíos y su primo y luego ellos no habían podido moverse. Después el señor amable de ropas negras se había girado hacía él, le había sonreído y le había pedido que fuese a recoger sus cosas por qué se iba con él. Harry había sonreído sin poder creérselo y, cuando el señor había visto que se había quedado en la habitación moviéndose incómodo, él se había agachado, le había sonreído de nuevo, y le había dicho que era un amigo de su mamá y que estaba allí para llevarlo con él a un lugar seguro y para cuidarlo de ahora en adelante. Harry había abierto los ojos al máximo cuando el señor mencionó a su mamá y luego asintió con emoción para después ir a su alacena y sacar todas su cosas, que eran pocas, y dejarlas listas al lado de la puerta de su alacena mientras se quedaba quieto esperando al señor amable.

El señor amable de ropas negras había salido un rato después del comedor y le había sonreído a Harry para luego hacer un gesto raro con su palito de madera y Harry había visto con grandes ojos cómo sus cosas se encogían y luego el señor amable las había metido en uno de los bolsillos de su extraña ropa negra para, acto seguido, levantar a Harry y apoyarlo en su cadera mientras salían de la casa. Era la primera vez que alguien lo cogía en brazos, así que fue inevitable para Harry tensarse un poco antes de poder relajarse completamente y apoyar su cabeza contra el hombro del señor amable con cansancio. Harry bostezó cuando salieron del jardín de su tía y el señor amable rio un poco y le dijo a Harry que podía dormir. Harry, que estaba muy, muy cansado, decidió que esa era una buena idea y se quedó dormido poco después, con su cabeza aún apoyada en el hombro del señor amable de ropas negras.



Cuando Harry despertó estaba en una habitación que no conocía, de un lugar que no conocía. Al principio no recordaba cómo había llegado ahí, pero no se asustó. Cualquier lugar era mejor que la casa de sus tíos. Después de unos segundos oyó a alguien entrar en la habitación en la que estaba, así que Harry se sentó y luego trató de bajarse de la cama rápidamente, pero una gentil mano en su hombro se lo impidió.

-Está bien si te quedas en la cama, Harry.-dijo una voz que hablaba con suavidad, como si la persona tuviese miedo de asustarle.

Harry levantó la mirada y vio al señor amable de ropas de negras. Harry le sonrió con alegría, pues el señor amable lo había sacado de casa de sus tíos, y además le había dicho que había sido amigo de su mamá.

-Hola.-dijo Harry bajito, a pesar de que el señor amable era bueno con él, Harry aún no sabía si tenía permitido hablar. Tía Petunia y tío Vernon se lo habían prohibido, así que no sabía si el señor amable le dejaría hacerlo.

Harry se relajó visiblemente cuando el señor amable le sonrió y le contestó.

-Hola, Harry.-la voz del señor amable todavía sonaba cómo si el tuviese miedo de asustarlo.-¿Recuerdas quién soy y lo que ha pasado?

Harry se sentó en el borde de la cama mientras el señor amable se sentaba en un sillón que había al lado. Harry asintió y volvió a sonreír, y el señor amable le devolvió la sonrisa.

-Sí, uste' me ha saca-sacado de la casa de mis tíos.-dijo Harry, teniendo especial cuidado en la pronunciación de las palabras, pues hacía mucho que no hablaba y le costaba hablar bien debido a eso.

-Sí, Harry.-dijo el señor amable, sin dejar de sonreír, luego se inclinó hacia adelante y pasó una mano por los mechones de Harry, mirándolos con el ceño fruncido.-Creo que vas a necesitar un baño.-el señor amable asintió, confirmando sus palabras.-Sí, un baño te irá bien. Y luego hay algunas cosas de las que quiero hablar contigo, ¿vale?

Harry asintió con vehemencia, luego inclinó la cabeza hacia un lado justo como lo haría un cachorrito.

-¿Agua fría y cinco minutos, señor?-preguntó Harry, pues así lo hacía bañarse tío Vernon y no sabía si el señor amable lo haría igual.

La mandíbula del señor amable palpitó antes de que el señor amable le sonriera de nuevo.

-No, Harry. Será agua tibia y todo el tiempo que tú quieras.-le dijo, acariciando su cabeza con algo que Harry había visto en su tía Petunia al acariciar la cabeza de su primo Dudley, aunque Harry no sabía qué era porque tía Petunia nunca le había tocado así, bueno, la mujer nunca lo había tocado en primer lugar.-Y, si quieres, puedo darte juguetes para que juegues mientras te bañas. Dime los juguetes que quieres y te los daré en seguida, ¿de acuerdo?

Harry abrió los ojos muy sorprendido. ¿De verdad? ¿Podía tener juguetes como Dudley? A Harry nunca le habían dado juguetes, los fenómenos no deben tener juguetes ni bañarse en la bañera. Lo fenómenos se bañan en el jardín con agua fría y duermen en la alacena. Los fenómenos no tienen amigos ni hablan con la gente normal. Los fenómenos deberían estar agradecidos porque fueron acogidos y se les dio un techo bajo el que dormir y se les llena el estómago de comida una vez a la semana.

-¿Por qué no piensas en qué juguetes quieres mientras preparo la bañera?

El señor amable le sonrió por última vez y se levantó, salió de la habitación y Harry no sabía qué juguetes quería porque Harry no tenía ni idea de juguetes. ¿Se enfadaría el señor amable si le decía que no sabía qué juguetes quería? Harry suponía que no, el señor amable no se había enfadado con él ni una sola vez desde que apareció en la puerta de sus tíos y le sonrió.

Harry miró la puerta por la que salió el señor amable con los ojos enormes. ¿Y si el señor amable era su ángel de la guarda que había venido a salvarlo de sus tíos? Harry había pedido todas las noches desde que aprendió a hablar que un ángel de la guarda llegase para salvarlo. ¡Entonces el señor amable había aparecido y lo había salvado! ¡Por tanto el señor amable de ropas negras era su ángel de la guarda!

Harry sonrió con alegría. Si el señor amable era su ángel de la guarda, entonces Harry ya no tendría que volver con sus tíos nunca más, porque su ángel de la guarda jamás le dejaría volver con gente mala que le hacía daño.

El señor amable volvió a aparecer, ahora tenía las mangas de su camisa negra subidas hasta los codos y se había atado el cabello, también negro, en una coleta baja. El señor amable le sonrió otra vez y se acercó, lo cogió por debajo de las axilas y lo volvió a apoyar en su cadera antes de salir de la habitación y empezar a caminar por un pasillo hasta una puerta de madera oscura, detrás de la cual había un baño. No era tan grande como el de la casa de sus tíos, pero tampoco era pequeño. Harry decidió que era mediano y asintió con convicción. Luego se fijó en la bañera no muy grande que ocupaba toda la pared del fondo y gritó con alegría al verla llena de agua. El señor amable soltó una pequeña risita y Harry lo miró y le sonrió enseñándole todos los dientes que aún tenía, ya se le habían caído 3 dientes de leche y tenía uno que se movía y pronto se caería también.

-Entonces, ¿has pensado ya en qué juguetes quieres?-le preguntó el señor amable mientras lo ponía de pie encima del retrete y empezaba a sacarle la ropa.

Harry dudó un momento y luego negó con la cabeza.

-No sé sobre juguetes, así que no sé que juguetes quiero. Cualquier cosa que me dé está bien para mí.-dijo Harry despacio, volviendo a prestar especial atención a la pronunciación de las palabras.

El señor amable se tensó un momento y luego le sonrió otra vez.

-Bien, entonces veré que puedo hacer. La verdad es que yo tampoco sé mucho sobre juguetes.-el señor amable le guiñó el ojo con complicidad y Harry soltó una pequeña risita antes de ser cargado de nuevo por el señor amable y luego ser depositado en la bañera.

El agua tibia se sintió muy bien en el cuerpo lleno de moratones de Harry. Él se rio cuando empezaron a aparecer burbujas en la bañera, el señor amable le sonrió otra vez con esa misma cosa que había tenido en sus ojos cuando le acarició el cabello y luego se giró, cogiendo ese palito de madera de nuevo y luego lo movió, pronunciando una extraña palabra, y entonces varias toallas se convirtieron en juguetes ante los impresionados ojos de Harry. Luego, el señor amable pronunció otra palabra extraña y movió el palito de madera de nuevo y las toallas-juguetes se movieron por el aire hasta la bañera.

Harry miraba los juguetes con los ojos y la boca bien abiertos y luego miró al señor amable, que reía divertido por su reacción.

-¿Qué ha sido eso? ¡Ha sido genial!-exclamó Harry entusiasmado.

El señor amable rio y luego se sentó en el suelo al lado de la bañera.

-Eso, Harry, ha sido magia.-Harry abrió la boca impresionado.-Soy un mago, y tú también.

-¿Soy un mago?-preguntó Harry, volviendo a ladear la cabeza como un cachorrito.

El señor amable asintió.

-Sí, tu padre también era un mago, y tu madre una bruja.-dijo el señor amable.

Harry asintió.

-Entonces, ¿mis papás no mureron en un aci-accidente de coche?-preguntó Harry, mirando los juguetes apesadumbrado.

El señor amable suspiró.

-¿Eso te dijeron tus tíos?-preguntó el señor amable, y Harry asintió.-No, Harry, no murieron-el señor amable pronunció la palabra despacio y Harry la murmuró un par de veces para asegurarse de decirla bien la próxima vez.-en un accidente de coche. Ellos fueron héroes que murieron protegiéndote de alguien muy malo.

Harry miró al señor amable, que ahora estaba serio, y asintió, convencido de que el señor amable no le mentiría, porque los ángeles de la guarda no mentían y el señor amable era su ángel de la guarda.

-¿Y dónde está esa persona mala?-preguntó Harry.

El señor amable volvió a suspirar.

-Él se fue, Harry. Nadie sabe a dónde ni por cuánto tiempo, pero lo que hizo tu madre para protegerte le hizo mucho daño y ahora parece que ya no tiene fuerzas para volver, aunque acabará volviendo tarde o temprano.

Harry asintió.

-¿Quién lo parará cuando vuelva?

El señor amable se tensó ante esa pregunta y Harry pensó que quizás había dicho algo malo, pero luego el señor amable le acarició el pelo y Harry cerró los ojos, disfrutando de la caricia.

-Tú no, eso seguro.-murmuró el señor amable, Harry asintió despacio, todavía disfrutando de la caricia que el señor amable le daba en el pelo.-Bien, basta de esto. Voy a lavarte y luego podrás jugar todo lo que quieras, tranquilo, el agua no se enfriará por mucho tiempo que pases en la bañera, pero eso sí, si no has salido para la hora de la merienda te sacaré del baño, ¿está claro?

Harry asintió, contento de dejar ese tema que molestaba al señor amable atrás, y disfrutó de las caricias del señor amable mientras le pasaba jabón por el pelo, contento por poder tomar un baño de verdad, con juguetes, y agua caliente y burbujas por primera vez en su vida.


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