Su verdadera manada
- babochki_lyubov
- 2 ago 2020
- 5 Min. de lectura
CAPÍTULO 2
Era un día como cualquier otro en Beacon Hills, todo iba bien y era normal para todo el mundo, salvo por una cosa.
Stiles Stilinski había faltado al instituto.
Pero cuando el director llamó al sheriff para comunicárselo, creyendo que quizás el chico se había enfermado y no habían tenido tiempo de avisar, el sheriff se mostró tan sorprendido como el director por la noticia y colgó diciendo que ya hablaría con él cuando llegara a casa.
Mientras tanto, lejos del instituto de Beacon Hills y de la comisaria del Sheriff, justo en medio de la carretera, junto al cartel que daba la bienvenida al pequeño pueblo, se encontraba parado el Jeep de Stiles, impidiéndole el paso a cualquiera que quisiera entrar al pueblo. Y estirado encima del capo del Jeep, con auriculares puestos, se encontraba Stiles, admirando el cielo mientras escuchaba la música retumbar en sus oídos, aunque eso no le impidió escuchar los cinco coches y las tres motos acercándose a toda velocidad.
Por lo que Stiles se quitó los cascos, paró la música y se bajó del capo para apoyarse en la puerta del conductor de su Jeep mientras esperaba que los vehículos llegaran.
Lo primero que Stiles vio llegar fueron las tres Harley Davidson, una Dyna Low Rider negra y roja, otra Dyna Low Rider S plateada y otra Iron 883 Quarter Mile dorada y plateada, las tres motos siguieron corriendo a toda velocidad a pesar de haber visto a Stiles y su Jeep en medio de la carretera.
Detrás de las motos iba un Jaguar C-X17 SUV de color azul marino, a su lado se encontraba un BMW X3 color gris oscuro, en cuanto se acercaron un poco más Stiles pudo observar otros tres coches detrás de ellos. Uno era un Range Rover negro, a su lado estaba un Seat Arona rojo, y detrás de esos dos estaba un Jeep Wrangler negro. Todos los coches fueron desacelerando de a poco nada más divisar a Stiles, pero las motos seguían a la suya, hasta que llegaron a 30 metros de distancia de Stiles y pegaron un frenazo que casi las hace chocar contra Stiles y su Jeep.
Cuando todos los vehículos hubieron parado y los motoristas estuvieron a punto de quitarse los cascos Stiles los detuvo y dijo, sabiendo que todo el mundo lo escuchaba aunque nadie se hubiese bajado de su coche.
-Seguidme todos, he encontrado una mansión a las afueras del pueblo que pertenecía a una familia que se mudó hace unos años y me la han vendido a un buen precio, incluyendo los terrenos. Allí es donde nos quedaremos.-se giró y abrió la puerta del Jeep, para subirse a él y empezar a conducir a las afueras de Beacon Hills.


Los seis coches y las tres motocicletas entraron en un gran terreno dentro del bosque de Beacon Hills, pero después de muchos minutos, el bosque pasó a ser un prado enorme, en medio del cual se podía observar una inmensa mansión, a la cual se podía acceder por un camino de piedras cuadradas muy simétricas.
Delante de las puertas de la mansión había una piscina muy grande, rodeada por tumbonas blancas con apariencia muy cómodas. La enorme casa estaba iluminada de forma que parecía casi un oasis paradisíaco en medio de ese desierto que era el prado dentro del bosque. Era verdaderamente enorme, con 52 ventanas, en la parte delantera, con una gran terraza, que rodeaba toda la planta baja de la casa, a la cual se podía acceder desde 16 puertas de cristal distintas.
Todos pararon delante de la piscina, y se bajaron de sus coches, y motos, admirando la mansión con las bocas y los ojos más que abiertos por la impresión.
Stiles, quien también había bajado de su Jeep, los miraba con los brazos cruzados sobre su pecho y la cadera ligeramente apoyada en el capó de su Jeep, exhalando poder por cada poro de su piel y con una gran sonrisa altanera pintada de su rostro.
-¿Qués os parece?- les preguntó, una vez cerraron sus bocas. Todos se giraron hacia él como resortes, con idénticas sonrisas pintadas en sus rostros.
-¡Es genial!-exclamaron tres nogitsunes a la vez, para luego saltar encima de Stiles, tirándolo al suelo y provocando la risa de las dos manada.
-Está vez te has superado, hermanito.-le dijo una de las mujeres lobo, que también era la alfa de una de las dos manadas y la hermana melliza de Stiles, Sarah Stilinski, mientras ayudaba a su hermano a levantarse.
-Gracias.-le contestó él, ayudando a los tres zorros oscuros a levantarse una vez él estuvo de pie.
-Dios mío, Stiles.-le dijo Sophie Clark, una de las dos druidas que había presentes.-Esto es demasiado.
Stiles le sonrió, miró a la casa y contestó:
-Pues esto era lo único aceptable que había.-volvió a mirarlos a ellos, vio la ceja enarcada de Mayu Kagome, una kitsune de 600 años y la mujer más vieja de las dos manadas, y supo que no se lo creía. Ni ella ni nadie.-Las otras opciones tenían entre 10 y 15 habitaciones cada una, esta tiene 29 habitaciones, más la planta de abajo que está formada por un salón-comedor muy grande, dos sótanos debajo de las dos alas de la mansión, una sala de baile, una cocina enorme, y una entrada que más bien parece otro salón. Por no hablar de un garaje lo suficientemente grande como para meter todos nuestros vehículos y que nos sobre espacio. Y, por supuesto, la piscina. Las otras opciones no tenían piscina.
Mayu; Mikiko Himura, una hechicera de 25 años; Sophie, que tenía 23 años; Elena Laurie, una mujer jaguar de 23 años; Rose Kelley, una hechicera de 28 años y Samantha Hawk, una druida de 25 años, suspiraron a la vez con resignación, conociendo ya muy bien a Stiles como para molestarse en reclamarle por gastarse el dinero de las manadas así, además de que todos estaban entusiasmados por esa nueva casa y, en el fondo, ellas también lo estaban, aunque no lo admitirían.
Y así, todos metieron los coches en el garaje y procedieron a inspeccionar la mansión, para luego juntarse para que Stiles les explicara porqué los había llamado.
Mientras tanto, el sheriff llegaba a su casa, esperando encontrar a su hijo en su habitación. Grande fue su sorpresa al entrar en el cuarto de su hijo, esperando encontrarlo ahí para darle un sermón por haber faltado a clase, y encontrar todo absolutamente vacío y una nota encima de la cama que decía:
"Papá,
Siento haber sido un incordio para ti y también para la manada. No podía soportar más el hecho de que mis supuestos amigos me ignoren, pero, como ya te dije, tampoco puedo irme de Beacon Hills porque es lo único que me queda de mamá. Así que he llamado a Sarah y los chicos, he encontrado una casa a las afueras del pueblo con unos terrenos enormes que nos permitirán tener la libertad que solíamos tener en el otro pueblo. Como ya habrás adivinado por la falta de cosas en mi habitación, me quedaré con ellos de ahora en adelante.
De verdad, siento mucho todas las molestias que os he causado, te prometo que no volverás a tener que preocuparte por mi molesta presencia nunca más, ni tú ni ellos. Díselo de mi parte, por favor.
Con amor,
tu indeseado y molesto hijo, Stiles.
P.D. Sarah aún está enfadada contigo por lo de hace 4 años. No quiere verte ni hablar contigo, por eso no te doy la dirección de nuestra nueva casa, si quieres hablar conmigo llámame al móvil."
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