PRÓLOGO
En el Gran Comedor había un gran revuelo. Nadie entendía nada. Había aparecido un grupo de personas de la nada en el Gran Comedor, algo extraño incluso en Hogwarts.
Todo empezó así:
UNAS HORAS ANTES(25 años en el futuro)
Muchas personas y familias al completo estaban reunidas en la Madriguera, y estaban divididas en grupos por todo el lugar; los adultos, hablando de sus cosas o cocinando; sus hijos, haciendo cualquier tontería que se les ocurriera.
En el salón, frente a la chimenea estaban el Trío Dorado y el Trío de Plata, discutiendo sobre cómo llevar a cabo el plan que el retrato de Dumbledore les había dicho.
-Si le damos el gira-tiempos a James...-estaba diciendo El Salvador del Mundo Mágico, Harry Potter, cuando una de sus mejores amigas, Hermione Granger, le interrumpió.
-Ni lo pienses, sería demasiado evidente.
-¿Y si lo dejamos a su alcance y luego nos hacemos los despistados? Lo cogerán y seguramente Rose creerá que es el suyo, ya que no lo lleva puesto.- propuso Draco Malfoy.
-Y empezaran a pelearse por él, y todos se acercaran a ver qué pasa.-continuo Pansy Parkinson.
-Y entonces se les caerá al suelo y se romperá.-siguió Blaise Zabini.
-Y para cuando se den cuenta...-dijo Ron Weasley.
-¡ESTARÁN EN HOGWARTS 25 AÑOS ATRÁS EN EL TIEMPO!-exclamaron los seis a la vez, para luego taparse la boca y mirar alrededor asegurándose de que nadie les haya oído.
-Bien, entonces manos a la obra.-dijo Harry.
Y así lo hicieron. Dejaron el gira-tiempos en un lugar al que James Sirius Potter tuviera acceso y observaron como todo sucedió de acuerdo a su plan.
ACTUALMENTE
-¡Todo esto es tu culpa, Potter!-exclamaba una enfurecida Rose Weasley a James Sirius Potter.- ¡Si no hubieras cogido MI gira-tiempos aún estaríamos en la Madriguera!-seguía gritando la pelirroja sin darse cuenta de que estaban en medio del Gran Comedor y que todo el mundo estaba al pendiente de ellos.
-Em... ¿Rose?-dijo un chico alto, de pelo azul y cara un poco aniñada; llamado Ted Lupin.
-¡¿Qué?!-el grito de Rose resonó por todo el Gran Comedor, causando que la mayoría de gente allí presente se asustase de ella.
-Bájale a los humos, rojita.-dijo una chica de hermosa y desordenada melena negra y ojos esmeralda, que tenía un extraño parecido con Harry Potter, por no decir que era su versión femenina, Cassiopeia Malfoy era su nombre.-Mira a tu alrededor, cariño. No estamos solos así que, por favor, ¿podrías dejar de gritar antes de que me dejes sorda?-dijo señalando el Gran Comedor y luego mirándose las uñas de manera indiferente.
Mientras que Rose se ponía tan roja como su cabello, y Dumbledore se ponía de pie sonriendo.
-Ya habéis llegado, que alivio, pensé que no lo haríais nunca.-dijo Dumbledore a lo que todo el mundo se quedó sorprendido.