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What a Trip!

38.- MÁS HIJOS QUE LOS WEASLEY


Después de ese incidente en el aula de pociones todos volvieron al GC, excepto Albus y Scorpius que fueron a la Sala de Menesteres para que Albus pudiera descansar.

A la hora de comer nadie levantó la voz, todos hablaban en susurros, como si temieran algo. Después de la comida, como seguían sin tener clases, todos fueron por libre. Algunos de los del futuro se juntaron con sus yo del pasado y sus hijos para hablar y pasear, el Harry Potter del futuro se quedó al margen de todo eso, sentado en la orilla del Lago Negro observando al Calamar Gigante hasta que una voz lo interrumpió.

-¿Puedo sentarme?-era su yo del pasado, lo miraba curioso. Asintió sin mucho ánimo.- ¿Porqué pareces tan deprimido?-le preguntó después de un rato en silencio.

A lo que el Harry del futuro soltó una risa irónica.

-Porque echo de menos a pa'.-contestó sin más.

-Papá está en las mazmorras con Snape.-le contestó el Harry del pasado mirándolo extrañado.

-No.-contestó el otro con una sonrisa.-A James.

-¿Cómo dices?-preguntó sorprendido el adolescente a su versión adulta.

-Es que hay un cuadro en la Mansión Potter de Alemania dónde lo pintaron, para cuando muriera.-contestó el Harry adulto, de lo más tranquilo mientras lanzaba una piedra al lago que rebotó cuatro veces antes de hundirse.

-¿Un cuadro?-el Harry adolescente parecía no saber que preguntar primero.- ¿Porqué no lo he sabido hasta ahora?

-Porque nadie lo sabía. Yo lo descubrí por casualidad. Aunque, gracias a él y a Snape he podido hacer esto.-dijo mientras sacaba un frasco con una poción de uno de los bolsillos internos de la chaqueta que llevaba puesta.

-¿Qué es?-preguntó el otro Harry, mientras lo cogía entre sus manos y examinaba el contenido.

-Es una poción que, a lo mejor, puede revivir a los muertos.-contestó el otro, mirando a su versión joven, esperando su reacción.-Aunque también hace falta un hechizo.

De la nada apareció Voldemort y miró el frasco con la poción como si fuera el mayor tesoro del mundo, y, de hecho, así era, si es que llegaba a funcionar.

-¿Como se hace?-preguntó Voldemort, sentándose con ellos.

-Se necesitan los restos de la persona a la que quieras resucitar.-contestó el Harry del futuro cogiendo el frasco, que ahora estaba en manos de Voldemort y guardándoselo.-He enviado a un elfo doméstico a por los restos de James.

Los otros dos asintieron, ansiosos, esperanzados. Era una gran posibilidad de recuperar a una de las personas más importantes en sus vidas.

Por la noche, después de la cena, cuando el Snape y el Harry del futuro ya habían explicado a todos lo que tenían pensado hacer, el elfo doméstico que Harry había enviado a por los restos de James apareció, trayéndolos con él.

Snape y Harry se habían pasado encerrados en las mazmorras durante tres días. Al salir, un James Potter más que vivo les seguía. Nada más verlo, Voldemort, con su renovada apariencia de la época en la que se había enamorado de James, había caído de rodillas con las lágrimas corriéndole por el rostro libremente, mientras que Harry había corrido a su encuentro, también llorando, y hundiendo la cara en el pecho de James, que lo recibió con los brazos abiertos. Después de que Voldemort le diera la bienvenida con un muy largo beso y muchas lágrimas de parte de Sirius y Remus, procedieron a explicarle a James absolutamente todo lo que había ocurrido, entre lágrimas, risas y abrazos.

Una vez acabaron, James miró a todos sus nietos con una expresión que no dejaba ver lo que pensaba y finalmente sonrió con orgullo antes de decirle a Voldemort:

-Te dije que algún día alguien acabaría teniendo más hijos que los Weasley, amor.-acto seguido besó la mejilla de Tom, el cual reía abiertamente mientras abrazaba con un brazo a su amado James y con el otro a su adorado hijo Harry. Por fin todo parecía estar en orden.

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