42.- DESPEDIDA
Cuatro días después del incidente con las tres serpientes, había llegado la hora de las despedidas y que los del futuro volvieran a su época.
Todos los directamente involucrados se encontraban en la entrada de Hogwarts, de ellos estaban llorando Molly Weasley, James Potter, Draco Malfoy y Ron Weasley (los dos últimos de ambas épocas).
-Siento como si te estuviera perdiendo para siempre.-estaba diciendo James mientras abrazaba al Harry del futuro, que estaba en un estado entre emocionado y avergonzado.
-Pa' no vas a perderme, solo vuelvo a mi tiempo,-le estaba diciendo el Harry adulto a su padre.-y tienes una versión joven y más dependiente mía detrás de ti.
Todos rieron mientras asentían y James soltaba a la versión adulta de su hijo para volver a los brazos de su prometido, ya que Tom y él habían retomado su relación desde donde la dejaron antes de todo el caos. También habían decidido que vivirían en la Mansión Potter, no la de Godric's Hollow, sino en la que James vivía con sus padres antes de irse de casa. Y, claramente, su pequeño (no tan pequeño) Harry se iría a vivir con ellos, no iban a dejarlo más tiempo con esos malditos Dursley, con quienes ni siquiera compartía un lazo sanguíneo.
Mientras eso ocurría, el George del futuro y su hijo, Fred II, se despidieron del Fred del pasado con lágrimas en los ojos, pues no sabían que se encontrarían en el futuro.
-No os preocupéis.-dijo Fred, abrazando, primero a la versión adulta de su gemelo, y luego a su futuro sobrino.-Estaré allí cuando lleguéis, esperándoos.
-Más te vale o te prometo que no pararé de darte pastillas vomitivas.-le dijo George, mirando a su versión adolescente, que asintió de acuerdo. Después de eso todos los Weasley se despidieron juntos, tanto los del futuro como los del pasado/presente. Sin embargo unos pelirrojos fueron sacados de esa despedida familiar por una rubia.
-Yo quiego disculpagme contigo, Domini- Dome.-dijo la Fleur del pasado, una vez sus futuros hijos, Nique y Louis, y sus futuros maridos (Bill del futuro y el del presente/pasado) estuvieron reunidos con su futura hija Victore y su futuro yo.
Había sincero arrepentimiento en la mirada de Fleur cuando dijo eso, tanto en la Fleur del pasado como en la del futuro.
-Intentagé cambiag y seg mejog madge paga ti y Louis.-la que habló esta vez fue la Fleur del futuro.
Nique miró a su madre sin poder creérselo. El Bill del futuro y Louis no estaban en mejores condiciones, pues creyeron que Fleur nunca cambiaría.
-In-Intentaremos darte una segunda oportunidad.-dijo Louis, al parecer fue el único que pudo recuperar el habla después de esa sorpresa. Y, aunque Victore estuviera callada, todos sabían que ella también intentaría cambiar y que, a ella también le darían una segunda oportunidad.
En el extremo opuesto de la entrada se estaba llevando a cabo la despedida de los Lupin.
-Vamos a sobrevivir a la guerra, hijo.-le decía Tonks a su hijo, el cuál asentía, algo triste por irse, pero casi seguro de que los vería cuando llegara a su tiempo.
-Vamos a estar para ti, esta vez sí.-después de que Remus dijera eso los tres se fundieron en un abrazo.
Cerca de James y Tom se estaba llevando a cabo la despedida de la loca familia Black.
-La primera vez tuviste la excusa de no saber que estaba embarazada,-le estaba diciendo Imma Macons a un más que pálido Sirius Black.-pero ya sabes que vamos a tener un hijo, así que más te vale no morirte o yo misma te mataré. ¿Entendido, Black?
-¡Si, señora!-contestó Sirius al instante, nunca nadie le había visto aceptar que alguien lo tratara así antes, pero claro, ellos no conocían la furia de Imma Macons. Al escuchar la pequeña risa del futuro heredero Black, ambos padres se giraron a mirarlo.
-¿Te hace gracia, jovencito?-preguntó su madre y, por su tono, Orion supo que lo mejor era darse a la fuga si quería seguir con vida.
-¿Habéis oído eso?-preguntó el chico, mirando hacia todas partes fingiendo buscar algo desconcertado.-Juraría que alguien me ha llamado.-miró a sus padres una última vez antes de salir corriendo mientras gritaba.-Iré a ver quien ha sido.
Ante eso, hasta Imma se rio.
En otra parte, se estaba llevando a cabo la despedida de los Nott-Longbottom.
-Tened mucho cuidado y no hagáis movimientos bruscos o innecesarios.-les decía Neville a sus tres futuros hijos, muy preocupado por su seguridad.
-No es para tanto, amor.-Theodore Nott abrazó a su novio por la cintura mientras besaba su cuello ligeramente.-Han hecho esto para llegar hasta aquí, será igual, aunque ahora sí sabrán lo que pasa. Fue más peligroso cuando vinieron.
Neville suspiró derrotado, antes de abrazar a sus futuros hijos con lágrimas en los ojos.
-No llores.-le dijo Frank.-Nos vamos contigo y papá.-Mientras decía eso señalaba a las versiones adultas de los dos adolescentes que los estaban despidiendo, los cuales estaban muy cariñosos para encontrarse en un lugar público. Pero no fue hasta que la mano de Theodore agarró con firmeza el culo de su marido mientras se comían la boca con ansias que el mayor de los hermanos decidió pararlos.
-¡Estamos en público, ¿sabéis?!-gritó Theo II, por lo que todos los que le oyeron se giraron a mirar el porqué de ese grito. Cabe decir que después de eso todos los que miraron no fueron capaces de volver a ver a ni Theo ni a Neville a la cara, tanto a los del pasado como a los del futuro.
Las despedidas continuaban, no muy lejos de los nada vergonzosos Nott-Longbottom, una chica rubia de mirada risueña se despedía de sus futuros hijos, también rubios y de miradas risueñas.
-No dejéis que los nargles os molesten en el camino de vuelta.-le dijo Luna a sus gemelos.
-Los nargles no serán problemas...-empezó Lorcan.
-...ya inventaste un hechizo para repelerlos en el futuro, mamá.-acabó Lyssander.
-Oh.-dijo la chica, aunque su expresión no había cambiado mucho. Después de ese extraño intercambio, los tres simplemente se quedaron allí, buscando torposoplos.
En otra parte, algo alejada de los tres chicos rubios, se encontraban dos chicas despidiendo a su niña y a su niño, mientras que eran observadas de lejos por sus versiones adultas.
-No puedo esperar para que nazcáis.-estaba diciéndoles Pansy a sus futuros retoños.
-Yo tampoco.-Hermione estaba llorando a lágrima viva mientras no paraba de abrazar a sus futuros hijos, no dejándolos irse (ni tampoco respirar).
-Mamá, vamos a nacer dentro de unos años.-le dijo Iris, después del quinto intento fallido por separarse de la Hermione del pasado para ir con sus madres (las del futuro).
-Sí, y podrás abrazarnos todo lo que quieras cuando eso pase.-apoyó Phillius a su hermana mayor.
-Exacto, nena.-Pansy intervino, abrazando a su novia mientras la obligaba a que soltara a sus futuros hijos.-Deja que se vayan, ya los volveremos a ver cuando los tengamos.
Hermione asintió, resignada, mientras observaba a los hermanos Parkinson alejarse.
Mientras que Harry Potter seguía intentando consolar a un muy hormonal Draco Malfoy, al mismo tiempo que se despedían de sus futuros hijos. En concreto, una de ellos era la culpable de la alterada actitud del rubio, la culpable no hacía más que reírse de las versiones adolescentes de sus padres.
-No me puedo creer que aún seas tan infantil con la edad que tienes, Cissy.-estaba diciéndole Cassiopeia a su hermana mayor.
-Dime que no es para reírse, Cass.-le respondió Narcissa.
-Un poco sí.-esta vez fue James Sirius el que, aguantándose la risa, respondió a su hermana mayor.
-Si no dejáis de reíros ahora mismo, os juro que os arrepentiréis.-les dijo Harry, con los dientes apretados, a sus dos futuros hijos.
Los dos se callaron al instante asustados, pues sabían que sus padres, los de su tiempo, estaban cerca escuchándolo todo y no querían problemas al llegar a casa.
En otra parte de la gran entrada, Ronald Weasley y Blaise Zabini se encontraban en una situación similar a la del futuro matrimonio Malfoy-Potter, con la diferencia de qué ninguno de sus hijos se estaba riendo de la desgracia de su padre al tener que consolar a su otro padre que, dicho sea de paso, lloraba más que una mandrágora bebé recién sacada de su maceta.
-Vamos, Ronnie, dentro de nada volverán a estar con nosotros.-le decía Blaise, en un vano intento por calmar su llanto.
-Pero yo quiero que se queden, Blaise.-le refutó Ron, sonoros sollozos escapando de sus labios.-Haz que se queden.
Sus tres hijos sonrieron con cariño antes de besar las mejillas de su padre adolescente y dirigirse hacia sus padres adultos despidiéndose con la mano.
Y, finalmente, en el rincón más apartado y oscuro de la entrada del colegio, se encontraba la familia Snape, despidiéndose.
-Más os vale sacar notas por encima del Supera las Expectativas en todas las materias.-les decía Severus a sus dos hijas.
-Lo dices como si eso fuera posible, papá.-le contestó su hija Sara con un tono claramente de burla.
-Somos magos, jovencita, nada es imposible para nosotros.-le contestó, a su vez, Mary.
-Que Sarah saqué unas notas que superen el Troll lo es.-esta vez fue el turno de la otra hermana Snape, Lilianne, de hablar.
Los dos padres levantaron una ceja a la vez, con una sincronía tan increíble, que si sus hijas no supieran que fue un gesto totalmente improvisado, habrían creído que lo tenían planeado y todo.
Y, así, entre despedida y despedida, llegó el momento de partir.
-Todos debéis tener contacto con, por lo menos, una persona que vaya a viajar de vuelta también.-le dijo Harry, nada más estuvieron todos los del futuro reunidos y listos para volver a casa.-Si alguien queda excluido el efecto no funcionará sobre esa persona y, mientras que los otros volvemos a casa, él o ella se quedará atrapado en este tiempo.
Todos asintieron y entraron en contacto con otro miembro de su gran familia, tal y como Harry les había indicado. Cuando se aseguraron que todos estaban bien agarrados a otra persona, Harry por fin rompió el giratiempo que estaba sosteniendo y los del futuro desaparecieron para siempre de las vidas de sus versiones pasadas para volver a su tiempo y que la vida siguiera su curso en ambos tiempos.