Secretos

PRÓLOGO

-Vydvigayet , vydvigayet , moy malen'kiy(Empuja, empuja, mi pequeño).-decía una mujer, de avanzada edad, mientras miraba entre las piernas de ese joven omega del que estaba a cargo y que había entrado en trabajo de parto hacía poco más de tres horas. 

Ella había tratado de llamar a alguien para que los ayudaran, pero se les había negado la atención médica. Le habían dicho que ella debía encargarse de ayudar al omega a traer a su bebé al mundo y que, si algo le pasaba al bebé, sería asesinada. 

Un grito desgarrador salió del omega, seguramente lastimándole la garganta, seguido de fuertes sollozos y gruesas lágrimas bajando por sus mejillas.

-Ne mogu. Ya ne mogu bol'she(No puedo. No puedo más.)-empezó a decir el omega. Había tanto dolor impregnado en su voz, que hasta la mujer pudo sentir como le dolía.-Slishkom sil'no bolit(Duele demasiado).

-Yeshche nemnogo. Tol'ko nemnogo bol'sheye kolichestvo i uzhe budut zakoncheny(Solo un poco más. Un poco más y ya se habrá acabado, mi niño).-contestó la mujer, que ya veía como la cabeza del bebé comenzaba a asomarse. 

Estuvieron otras dos horas más de esa manera. Hasta que, al fin, se escuchó un fuerte llanto por toda la habitación. La mujer cogió al bebé y lo envolvió en su viejo pañuelo que usaba para taparse la cabeza, para luego entregárselo al omega, que lo cogió en brazos con emoción pero cuidado, al estar tumbado en un viejo colchón sucio, y que sonrió con verdadera alegría por tener a su bebé, al fin, en sus brazos.

-Kak ty sobirayesh'sya pozvonit' yemu?(¿Cómo vas a llamrlo?)-preguntó intrigada la mujer.

-Viktor.-contestó decido el joven omega.-On budet nazyvat'sya Viktor(Se llamará Viktor).