top of page

Secretos

  • Foto del escritor: babochki_lyubov
    babochki_lyubov
  • 3 ago 2020
  • 5 Min. de lectura

CAPÍTULO 1


Los miembros de la UAC acababan de llegar de un caso agotador en Georgia, estaban tan cansados que ni siquiera Hotch se quedó a hacer horas extras esa noche, y fue directo a casa nada más llegar, al igual que sus subordinados. 

Al llegar a casa, Jack lo recibió con genuina alegría, dado que su padre muy pocas veces llegaba tan temprano. 

Hotch le agradeció a Jessica por cuidar de su hijo y la mandó a descansar. 

Jack le contó a su padre cómo le había ido el día en la escuela y con su tía mientras cenaban, y después Hotch le acostó. Luego de asegurarse de que su hijo se había dormido fue a su habitación a dormir él también.

Sin embargo, al abrir el cajón de la mesita de noche que había al lado de su cama para dejar su placa dentro, encontró algo que tenía des de hacía unos años. Cogió esa pequeña cajita que tanto significaba para él y que nunca había podido usar, la abrió y vio su contenido, sonrió con nostalgia y algo de dolor, pues ahora ya nunca tendría la oportunidad de usarlo. 

Se arrepentía tanto de sus errores, pero ahora solo podía vivir con el dolor de haberse equivocado, porque lo hecho, hecho está y ya no hay vuelta atrás. Ojalá pudiera disculparse con la persona a la que hirió, pero sabía que esa persona no querría ni mirarle, le había hecho demasiado daño, y no solo a esa persona, sino a alguien importante para esa persona también.

Hotch suspiró con resignación y guardó la caja dentro del cajón otra vez, porque no servía de nada lamentarse, solo quedaba seguir adelante, avanzar. 

Con sus errores persiguiéndole, Hotch se durmió. Extrañamente no soñó con nada esa noche, o si soñó no lo recordó. 



Al llegar a la mañana siguiente a la oficina, todo le pareció normal, todos estaban en sus mesas, y Rossi en su despacho. 

No. 

Se volvió a fijar.

Reid no estaba. 

Bueno, seguramente abría tenido problemas con el metro, no sería la primera vez que llegaba tarde por eso. No importaba, Reid era uno de sus miembros más importantes, se le perdonaban esos pequeños deslices, y más sabiendo... Lo que Hotch sabía.

Pero cuando pasó toda la mañana sin que Reid diera señales de vida, Hotch empezó a preocuparse seriamente. El resto del equipo pensaba que quizás había ocurrido algo con su madre y que Spencer solo había tenido tiempo de avisar a Hotch, pero al ver que Hotch empezaba a pasearse por su despacho, y a mirar el teléfono con preocupación supieron que quizás le había ocurrido algo malo a Reid.

Rossi fue el primero en actuar. 

JJ, Morgan, García, Prentiss y Rossi estaban hablando sobre qué le habría podido ocurrir a Reid, pero al no llegar a ninguna conclusión, Rossi decidió ir a hablar con Hotch para ver si él sabía algo. Así que subió hasta llegar frente a la puerta del despacho de su jefe, entró sin llamar, sabía que él no lo necesitaba, al fin y al cabo, era el mejor amigo de Hotch.

-¿Qué sabes sobre Spencer?-fue lo primero que dijo nada más entrar y ser ignorado por Hotch.

-Nada.-contestó enseguida el otro, todavía paseándose por el despacho sin mirarle a la cara.-Ni llamadas, ni mensajes. Nunca había faltado un día de trabajo sin avisarme antes.

-Bueno, todavía no se ha acabado el día. Puede que llegue mucho más tarde de lo habitual.-contestó Rossi, yendo hacia el otro alfa para tratar de tranquilizarlo.

-No, David.-dijo Hotch, parando para mirar a Rossi a los ojos por primera vez desde que el alfa mayor había entrado en el despacho.-Reid nunca haría eso, si llega tan tarde me avisa. Siempre.

-Puede que esta vez no haya podido hacerlo.

-No, no. Algo está mal, puedo sentirlo.

Justo en ese momento, Hotch estaba mirando por la ventana de su despacho hacia el piso inferior, donde estaban las mesas de los demás agentes y también el resto de su equipo, cuando, de repente, lo vio.

Spencer acababa de entrar en el lugar, estaba todo ensangrentado y con un niño, no mayor de 2 años, en brazos. Todo el equipo se acercó a él preocupado, pero Spencer fue directo a su mesa y sentó al niño en ella. Hotch apartó a Rossi y bajó corriendo las escaleras que lo separaban del beta y el niño, seguido de cerca por el otro alfa.

-Spencer, ¿qué ha pasado? ¿Quién es el niño? ¿Y toda esa sangre?-Hotch se acercó muy preocupado al miembro más joven de su equipo. 

No le prestó mucha atención al niño, centrándose en el joven. Pero Spencer lo ignoró, miraba al niño y le hablaba muy deprisa. Le costó un momento entenderlo, pero después de unos segundos se dio cuenta de que Spencer estaba hablándole al niño en ruso.

Hotch abrió los ojos con impresión al entender lo que eso, seguramente, significaba. 

Ahora miró al niño con más atención, fijándose en cada detalle. Como su pelo era negro y lacio, sus cejas eran algo gruesas para un niño de su edad, tenía unas facciones algo toscas, aunque a la vez eran delicadas, su mandíbula marcada, su nariz fina y algo larga, tenía unas manos con dedos muy largos y con apariencia delicada, y sus ojos, sus ojos eran marrones, pero no marrones verdosos como los de Spencer, o marrones chocolate como los de Morgan. 

Eran marrones bosque, justo como los suyos. Justo como los de Hotch. 

Justo como los de Jack.

Hotch no lo soportó más. 

Spencer solo estaba pendiente del niño, ignorando a todo el equipo, le daba instrucciones en ruso, Hotch podía entender algo, pero el niño se estaba agobiando con tanta gente, Aaron pudo percibir el leve olor a algodón de azúcar con nube de azúcar mezclados con un poco de miedo provenir del niño. 

Era un omega. 

Y estaba rodeado de alfas y betas, eso no era bueno. Hotch se acercó a Spencer y al niño y agarró al pequeño omega por debajo de las axilas, cargándolo contra su cadera y haciendo que todos se callaran, incluido Reid.

- Rasslab'sya, vse budet khorosho.(Relájate, todo estará bien.)-le dijo Hotch al niño, en un ruso pobre, mientras le daba leves caricias en el pelo. Todos se sorprendieron al descubrir que Hotch hablaba ruso, todos menos Spencer, que miraba a su jefe impasible.-Sígueme, tenemos que hablar muy seriamente.

Aaron no esperó la respuesta del genio, solo empezó a caminar en dirección a su despacho con el niño en brazos, que se había apoyado contra su hombro y había inhalado su olor con fuerzas, tranquilizándose al instante y llevándose el dedo gordo a la boca para comenzar a chuparlo.

Nada más entrar en su despacho y oír como Spencer cerraba la puerta, Hotch dejó al niño recostado en el sofá que había justo delante de su mesa de trabajo y miró al joven beta con expresión neutra, antes de acercarse a él a pasos agrandados y empezar a examinarlo. 

Suspiró de alivio al no encontrar ninguna herida lo suficientemente grande en el cuerpo de Spencer como para provocar toda esa sangre, tenía pequeños rasguños, sí, pero nada que hiciera su vida correr peligro.

-Spenc-...

- U nikh eto yest'.(Lo tienen.)-Spencer interrumpió a Hotch, su mirada estaba perdida en algún punto detrás de la espalda del agente, y su mente en algún lugar muy lejano de las oficinas del FBI de Quántico.- U nikh eto yest'. U nikh moy shchenok. (Lo tienen. Tienen a mi cachorro.)

Nada más acabar de decir eso, Spencer empezó a sollozar con fuerza mientras se aferraba a la chaqueta del traje de su jefe y gruesas lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Todo lo que Hotch pudo hacer fue abrazarlo y sostenerlo contra si mismo mientras le decía que todo iba a estar bien.

Aunque la verdad, no tenía ni idea de si eso era cierto.

Entradas recientes

Ver todo

Comments


Suscríbete para recibir las notificaciones de las actualizaciones de mis historias

¡Gracias por suscribirte!

© 2023 by The Book Lover. Proudly created with Wix.com

bottom of page