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  • Foto del escritorbabochki_lyubov

Su verdadera manada

CAPÍTULO 5


Scott se levantó de repente. Todos los de su mesa sobresaltaron, pero a Scott le dio igual. Estaba mirando a Stiles, que le miraba de vuelta, al igual que las otras 19 personas de su mesa. La acción de Scott les había echo darse cuenta de que estaban siendo espiados. 

-¿Scott?-preguntó Allison, tocando su mano con cuidado de no alterarlo más. Scott se giró hacia ella como un resorte.-¿Qué sucede?

Allison intentaba hablar bajo, para que nadie la escuchara, pero algo le decía a Scott que los 20 nuevos podían escucharlos perfectamente.

Scott tomó una decisión. 

Se giró y caminó, de manera decidida, hasta la mesa de Stiles. La manada Hale-McCall lo siguió, con miedo.

-¡Scott!-exclamó Isaac.-¡Para!

Pero Scott los ignoró. 

Se paró en frente de Stiles, que le miraba enarcando una ceja, al igual que Sarah. Los otros 18 los miraban de forma expectante.

-Es un placer volver a verte, Sarah.-dijo Scott, tratando de calmarse ahora que se había dado cuenta de lo que había echo e intentando pensar en una forma de salir de esta.-Han sido muchos años.

Ella sonrió, obviamente de forma irónica y cínica.

-4, para ser exactos.-contestó ella.-También es un placer volver a verte, Scotty. He oído que no has estado siendo un buen amigo para mi Sti-Sti últimamente. ¿Algo que decir en tu defensa?

Scott tragó saliva. 

Oh, él sabía que no tenía nada que decir en su defensa. Ella le daba la falsa esperanza de que podría ser perdonado, pero en verdad ella ya había echo un juicio sobre Scott y ya había decidido cual sería su castigo. Sin oportunidad para defenderse. Y eso Scott lo sabía muy bien.

Sarah Stilinski nunca perdona.

Sarah Stilinski nunca da segundas oportunidades.

Pero Scott sabía muy bien como tratar con los hermanos Stilinski. Tenía la ventaja de haber sido el mejor amigo de Stiles durante casi toda su vida.

Scott miró a Stiles. Ahora que se fijaba, reconoció una parte de Stiles que hacía mucho tiempo que no había visto. Una de parte del chico que murió junto a su madre hacía ya tantos años atrás. 

Algo que Scott McCall jamás creyó volver a ver en su mejor amigo. 

Y lo supo.

Supo que, sin importar qué, Stiles nunca se iría de Beacon Hills. Supo que le debía una explicación y que, muy probablemente, ninguno de los dos hermanos Stilinski le perdonaría.

Nunca.

Pero debía intentarlo.

Dejaría las preguntas para más tarde.

Scott se arrodilló en frente de Stiles.

Todo el mundo se giró a mirar el espectáculo. Los miembros de la manada Hale-McCall lo taparon de los ojos indiscretos, pero  ellos estaban tan sorprendidos como el resto del mundo, y los 18 chicos nuevos que estaban con los hermanos Stilinski también.

Los mellizos, por el contrario, no lucían nada sorprendidos. Lucían hasta complacidos con la acción de Scott.

Stiles le hizo una seña con la mano, indicándole que podía hablar.

Stiles era el juez, jurado y verdugo en este juicio.

Y Scott lo sabía.

Sabía que estaba siendo juzgado.

-Miecyslaw,-empezó Scott, usar su verdadero nombre era una completa muestra de respeto en el vocabulario Stilinski. Una norma que los mellizos habían impuesto desde bien pequeños a todo el mundo. Porque sí, Sarah tampoco era el nombre real de la hermana de Stiles.-te ruego perdón por mis actos de los dos últimos meses.-todos miraban a Scott como si estuviese loco, todos menos los mellizos Stilinski. Sarah lo miraba lista para darle una paliza, y Stiles lo miraba analizándolo a él y a sus palabras. Barajando un veredicto mientras Scott hablaba.-Sé que han sido injustos e imperdonables.-siguió Scott, que pasó a mirar al suelo.-También que para ti han sido injustificables,-siguió, empezando a inclinarse hacia el suelo, en una reverencia. Scott sabía muy bien como ganarse a los mellizos Stilinski. Él sabía que esto estaba haciendo que incluso la inalterable Sarah Stilinski estuviese empezando a cambiar de parecer.-pero para mi hay una justificación más que válida para mis actos pasados: tu seguridad.-oyó el suspiro de Stiles, y Scott supo que se lo había ganado. Solo faltaba un poco más para ganarse a Sarah también. Ella era la parte estricta del pack Stilinski.-Mis intenciones eran buenas, solo intentaba mantenerte alejado del peligro que, tú sabes muy bien, acecha a Beacon Hills.-oyó a Sarah removerse un poco en su sitio. Lo estaba consiguiendo.- Aún así he sido un completo desconsiderado, descarado y desleal amigo. Entenderé si no merezco tu perdón.-Sarah se había relajado, ya está. Los tenía a los dos en el bolsillo.-Pero quiero pedir una oportunidad de redención.



Stiles miraba a Scott, arrodillado, haciendo una reverencia. Disculpándose, con las miradas incrédulas de su manada y de 18 desconocidos sobre él. 


Stiles miró a Sarah.

Ambos sonrieron.

Harían sufrir a Scott un poco más. Solo un poco más, por los dos meses de sufrimiento de Stiles. Y luego le perdonarían.

-Levántate, Scott.-ordenó Stiles, su voz sonando como la del alfa que era. 

Nunca la había usado con nadie de Beacon Hills. Hasta ahora.

Bueno, su padre le había advertido que algún día sus dos mundos se encontrarían y que debía estar preparado para cuando ese momento llegara. Y Stiles lo estaba. Así que no se preocupó demasiado por aparentar. 

Stiles sabía muy bien que los lobitos de la manada Hale-McCall los habían estado espiando, y también sabía muy bien que la verdadera razón de que Scott se levantara y fuese hasta ellos no era saludar a Sarah, ni disculparse con él. 

Era averiguar qué coño estaba pasando y por qué Mike le había llamado alfa.

Stiles lo sabía.

Aún así, se alegró de que Scott se disculpara. Era su mejor amigo, después de todo. Cuando se lo explicara, Scott lo entendería. 

Porque Scott siempre lo entendía.

Scott lo miró. Esperando el veredicto. Stiles y Sarah sonrieron con desagrado. El muy capullo sabía cual sería el veredicto. El cabronazo los había pillado a los dos a propósito.

-No debería sorprenderme que sepas cual será mi veredicto.-murmuró Stiles, pero todos le oyeron. Sarah y él sonrieron de manera divertida y sincera esta vez. Era Scott, después de todo. Si alguien podía meterse a los hermanos Stilinski en el bolsillo sin apenas esfuerzo ese era Scott McCall.-Bien, Scotty,-usar el diminutivo indicaba que Scott había sido perdonado, pero McCall sabía que había una pega. Eran Stiles y Sarah Stilinski, después de todo.-tu castigo será ser nuestro criado por las próximas 2 semanas.

Scott los miró con la boca abierta. Se rumoreaba que los Owens tenían una mansión enorme, con 30 habitaciones, salas de baile, salones, sótanos...

¡Querían matarlo!

-Sin. Rechistar.-dijo Sarah, con tono autoritario. Scott sabía que no debía contradecir a Sarah Stilinski si valoraba su vida, así que mantuvo la boca cerrada.

-Después de esas dos semanas,-dijo Stiles. Levantó una mano en advertencia.-y solo después de esas dos semanas.-recalcó, con vehemencia.-Te contaré todo lo que quieras saber.

La manada Hale-McCall seguía sin entender nada cuando sonó el timbre que indicaba que debían volver a clase. Tampoco las dos manadas de los Stilinski. 

Scott, por el contrario, les dio las gracias a Sarah y a Stiles antes de irse corriendo. Les tocaba clase con Harris ahora.

Por suerte Sarah y otros dos lobos de sus manadas iban en la misma clase que Stiles. Así no estaría solo en frente de los otros.

El espectáculo acababa de comenzar.

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