¿Y ahora qué?

CAPÍTULO 13

De repente Loki y yo oímos una tos provenir del pasillo. Nos giramos deprisa para ver a Stephen. Tenía una mirada extraña. Casi turbia. Miró a Loki, quien asintió, cogió a Daven, me miró, me sonrió y luego volvió a su habitación pasando por al lado de Stephen y poniendo una mano en su hombro. Como si fuese alguna forma de consuelo. No entendía qué estaba pasando.

Stephen caminó hacia mí de forma rara, intranquilo. Yo me senté recto, limpié las lágrimas que se habían quedado en mis mejillas y esperé a que él se sentara en una silla en frente de mí. Una vez lo hizo los dos nos quedamos mirando fijamente. Hasta que Stephen llevó sus manos a su rostro y las pasó por él varias veces, como si se rendiese, sin saber qué decir.

Se siente culpable.

No lo creo. Hola de nuevo, por cierto.

Te digo que se siente culpable. Se siente mal.

Pff. ¿Estamos hablando del mismo hombre? ¿Del Stephen Strange con el que nos casamos? ¿Orgulloso, vanidoso, que nunca admite sus errores y que no se arrepiente de nada, nunca?

Yo creo que no.

Escúchame, Anthony. Sabes que tengo razón. Se siente mal por lo que ha hecho.

¿Y cómo puedes estar tan segura, conciencia?

Porque lo sé. Es un instinto. Ha escuchado tu conversación con Loki y ahora se siente mal.

Sí, ya claro. Como si Stephen sintiéndose culpable por algo vaya a existir algún día.

Bueno...

Mi charla con mi conciencia se vio interrumpida por la repentina congelación de mi marido. Quería preguntarle qué le pasaba, pero pensé que sería mejor esperar a que estuviese listo para hablar. Y lo hizo. Mirándose las manos como si fuesen la cosa más interesante del mundo.

Dios, él odiaba mirar sus manos. ¿Qué le pasaba?

-He...-Stephen tragó saliva con dificultad y cerró sus manos en puños.-He oído tu conversación con Loki.

Me tensé. Era imposible. ¿Cómo narices lo sabía mi conciencia?

-¿Q-Qué?

Mi tartamudeo le asustó por miedo a que me hubiese enfadado o que tuviese miedo de que él me hubiese escuchado hablar con el Jötun. Nada más lejos de la verdad. Eso me daba igual, solo quería saber cómo lo había adivinado mi conciencia.

No lo he adivinado.

¡No me asustes así!

Lo siento. Pero no lo he adivinado. Simplemente lo sabía.

¿Qué quieres decir?

Que sabía que Stephen lo había escuchado. Igual que supe que no debías beber alcohol en la fiesta de Morphy.

Tragué saliva con dificultad. ¿Cómo?

No lo sé. Si lo supiese te lo diría, Anthony.

-Tony...-oí la voz de Stephen y me centré en él. Ya le comentaría lo de mi conciencia luego. Si me escuchaba, claro. Él puso una mano en mi rodilla y se acercó a mí, pero no me tocó más.-Yo, em, no sabía que te sentías así.-Fruncí el ceño, no recordaba de qué me estaba hablando. Pero él lo interpretó de forma incorrecta.-Sí, sé que es más que probable que tú me hayas estado dando pistas todo este tiempo y yo no las vi.-miró su mano en mi rodilla y luego me volvió a mirar a los ojos. Más decidido de lo que lo había visto nunca. Ni cuando nos casamos había lucido así.-Pero debiste habérmelo dicho a mí, no a Loki.-¡Aah! Así que esto iba sobre Loki. Cierto, nos había oído hablar.-Yo, prometo que cambiaré. Todo volverá a ser como en el embarazo de Morgan. Todo volverá a ser normal. Lo juro. Pero tenemos que comunicarnos, Tones.-puso ambas manos en mis rodillas.-No podemos ocultarnos cosas así para que el otro lo descubra escuchando a escondidas mientras nos confesamos con Loki.-los dos reímos ante el chiste. Porque sí, Loki se había convertido en algo así como el padre confesor de los vengadores desde que había sido madre. La verdad es que había cambiado mucho.-Te prometo que mejoraré.-cogió mis manos y las llevó a sus labios, besó mis nudillos. Con sus propias manos temblando debido a sus cicatrices.-Y tú tienes que prometerme que me dirás lo que sea que te preocupe.

Yo sonreí y agarré sus manos con más fuerza. Sabiendo que eso implicaba que se cerraba el "acuerdo" al que habíamos llegado. Suspiré.

-Bien.-ahora era yo el que miraba sus manos como las cosas más interesantes de este mundo y fue Stephen el que frunció el ceño al verme. Volví a suspirar. Miré a Stephen a los ojos.-Creo que pasa algo raro con mi conciencia.

Stephen rio y se tiró hacia atrás sin soltar mi mano. Apoyándose en el respaldo de su silla.

-¿De qué hablas, amor?-volvió a reír.-¿Tu conciencia?

-Sí, Stephen. Mi conciencia.

Alejé mis manos de su agarre. Sabía que haría eso. Él al ver que era algo serio volvió a acercarse y se puso serio.

-No lo entiendo.-me miró como me miraba cuando sabía que el tema era demasiado serio.-¿Qué pasa, Tones?

Yo suspiré.

-No lo sé.-me llevé las manos a la cabeza y tiré suavemente de mi pelo.-Solo sé que a veces me habla.-Stephen frunció el ceño ante esa información.-Y ahora he descubierto que puede saber cosas antes de que yo las sepa.

-¿Qué quieres decir?

Stephen pareció muy serio ahora. Mucho más de lo que yo lo había visto nunca.

-Pues que me advirtió de que no bebiese alcohol en la fiesta de Morphy.-Stephen se volvió a echar para atrás. Parecía impresionado.-Y me dijo en cuanto te sentaste que te sentías mal y que habías escuchado mi conversación con Loki.

Stephen me miró, la seriedad demasiado presente en su rostro como para presagiar nada bueno.

-¿Va muy en serio?

Su pregunta me tomó por sorpresa, pero aun así contesté.

-Sí, mucho.-él se levantó de la silla y se llevó las manos a la cara, estirando un poco de su pelo.-¿Qué pasa, Stephen?

-Mierda.-le escuché susurrar. Luego se volvió hacia mí.-Hay algo que debes saber.-Se apoyó en el respaldo de la silla y me miró como si fuese a enviarme a mi verdugo.-No te lo he dicho antes porque no sabía que eras tú.

-¿Qué yo qué, Stephen?-le pregunté, tirándome hacia delante en el asiento, intentando llegar a él. Pero no pude.-¿De qué hablas, amor?

-De una larga historia sobre las gemas del Infinito.-él me miró.-No es bonito, Tones. Y menos

cuando sepas como termina.