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  • Foto del escritorbabochki_lyubov

¿Y ahora qué?

CAPÍTULO 19


Llegamos a la sala de reuniones, que es el lugar en el cual Viernes nos había informado que la alarma había sido activada, alterados y asustados. Todos listos para atacar si hacía falta. Solo para encontrarnos a los ex-renegados más Nick Fury sentados tan tranquilos en la mesa de reuniones.


-¡¿Qué significa esto, Fury?!-grité, más que enfadado al ver la situación y entenderla.


-Necesitaba hablar con vosotros, pero la planta estaba cerrada y Viernes no quería enviaros mi comunicado, así que he tenido que recurrir a medidas drásticas.-contestó el pirata, sin alterarse ni una pizca.


Sentí mi rostro enrojecer de la ira. Vi a Rogers temblar de reojo una vez que la luz volvió a la normalidad y la alarma dejó de sonar. Él sabía que mi rostro rojo no era una buena señal, nada buena en absoluto.


-No has pensado...-no necesitaba gritar. Estaba demasiado enfadado como para gritar.-que quizás yo mismo hice eso...-hice una pausa para respirar, me costaba hablar por lo apretados que tenía los dientes, pero no puedo evitarlo.-porqué no quería ninguna interrupción.

Fury me miró, indiferente. Me entraron unas ganas tremendas de arrancarle el único que le quedaba de la cara. Ahora que lo pensaba, eso sonaba muy tentador. Stephen me agarró de la mano justo a tiempo antes de que decidiese llevar a cabo mi plan. Bufé molestó y le dejé. Por ahora...


-Sea lo que sea...-conocía ese tono. Oh, no, Fury. No digas lo creo que vas a decir, no lo digas, no lo digas, no lo digas o te arrepentirás.-puede esperar. De lo que tengo que informaros es mucho más importante que cualquier cuestión que tengas que hablar con tu... grupito.-sentí que explotaba. Cerré los ojos con fuerzas. Ese bastardo, capullo, hijo de puta... Como coño se atrevía.-Es sobre Morphy y las armas que trafica par Hydra...-su voz se perdió como un murmullo en mi cabeza.


¡Ya estaba harto!


¡Primero se metía en mi casa, luego se metía con mi familia y me obligaba a convivir con unos completos ajenos a nosotros! ¡Me obligaba a abandonar mi hogar, a mover a todo mi familia a este complejo casi militar! ¡Me obligaba a obedecer sus órdenes, me quitaba mi libertad y la de mi familia! ¡Y, por colmo, ahora se creía con derecho de decidir qué era más importante y qué lo era menos!


¡No tenía ningún derecho!


No lo tiene, Anthony. Tú tienes el poder, siempre. Recuérdalo. Demuéstraselo. Muéstrale quién manda aquí. Puedes hacerlo, Anthony.


Sentí mis lágrimas deslizarse por mis mejillas. Eran lágrimas de rabia y de impotencia. Pero también las lágrimas de dolor que había estado aguantando durante toda la charla con mi familia. No podía más. Ya estaba harto, tan harto...


No oía nada, así que abrí los ojos. Todos me miraban impresionados, algunos hasta preocupados. Fury, por otra parte, tenía pintada por toda la cara la frase: "Deja el dramatismo, Stark, solo ha sido una alarma."


-Tú...-murmuré, pero todos me oyeron. Aquellos que me conocían bien, que me conocían de verdad, se pusieron alertas. Sabían que ese tono no implicaba nada bueno. Nunca.-Tú no tienes ni idea de nada.-señalé a Fury. Él siguió ahí, mirándome impasible. Como si la cosa no fuera con él.-Te crees que lo sabes todo, pero no tienes idea de nada. ¿Sea lo que sea, dices? ¿Qué no es tan importante como el estúpido de Morphy y su tráfico de armas? ¿Te haces, aunque sea, una mínima idea de porqué aislé nuestro piso por completo? No, claro que no. ¿Cómo iba el gran director Nick Fury a interesarse por algo que no sea que S.H.I.E.L.D. quedé bien ante las Naciones Unidas? Por supuesto. ¿Sabes que les estaba diciendo? ¿Qué era tan importante, Fury?-por un instante, vi el miedo en su ojo cuando me acerqué a él. Sentí las exclamaciones ahogadas de varios ex-renegados, pero ahora no me importaba.-Que me muero. Eso era lo que les decía.-el ojo de Fury se abrió con impresión, su cara desfigurada entendiendo las palabras que acababa de pronunciar.-Pero,-me alejé de él, sentí una sonrisa sin diversión surgir en mi rostro, sin mi permiso.-sea lo que sea, no es tan importante, ¿verdad?


Fury estaba rígido en su silla. Parecía que le acababan de matar, y puede que así fuera. Quizás el pirata acababa de morir de un paro cardíaco.


No, parece que no. Aún se movía. Que decepción.


-Stark...-tragó saliva.-Yo... Yo lo-lo siento, Stark.-me miró, vi la pena en su mirada.-


Encontraremos un modo. Lo siento de verdad, Stark. No lo-


-¿No lo sabías?-enarqué una ceja.-Por supuesto que no. No quería que lo supieras. Ni tu ni ellos.-señalé a los ex-renegados, que seguían rígidos en sus sillas.-Por eso cerré la planta de arriba completamente.


Esperé un minuto. Todos seguían en shock. Mi familia me miraba impresionada por lo que acababa de hacer. Stephen me miraba como si no me conociese, como si fuese una persona desconocida.


Y lo entendía. Yo tampoco me reconocía. ¿Qué me estaba pasando? Este no era yo. ¿Quién hablaba, quién movía mi cuerpo, mis labios? No era yo, no era yo, no era yo...

Intentaba hablar pero no pude. Sentí mi cuerpo volver a moverse, cambiando de postura impaciente. Yo no había hecho eso. Yo no...


¡Qué alguien me saqué de aquí! ¿Qué estaba pasando? No entendía nada. No entendía...

Mi boca volvió a hablar, sin mi permiso, diciendo algo que yo no controlaba.


-Fuera.


Todos los ex-renegados me miraron con la sorpresa plasmada en sus rostros.


-¿Qué has dicho?-preguntó Fury, nervioso.


-He dicho fuera.-tomé aire.-Fuera de mi complejo y de mi vida... De nuestras vidas. Se acabó.-no era yo, pero estaba haciendo lo que yo nunca hubiese tenido el valor de hacer.-Se acabó, para siempre. Yo no vais a vivir aquí y ellos ya no son vengadores.


-Stark, no puedes hacer eso...-empezó Fury, pero yo, o bueno, mi cuerpo, le interrumpí.


-Sí que puedo, ¿recuerdas?-Fury me miró impresionado al entenderlo. Yo tenía el poder de escoger a los Vengadores, y si los echaba a todos el decreto de Fury de vivir juntos ya no valía.-Así que largo.-al ver que no se movían yo, mi cuerpo, volví a hablar.-Viernes, querida, saca las cosas de las habitaciones de la primera planta. Nuestros viejos amigos ya no van a vivir aquí.


Una vez Viernes me informó de que lo había hecho, miré a los dueños de las cosas expectante. Al ver que seguían sin moverse al final ordené a Viernes echarlos.


Para cuando estuvieron fuera del complejo recuperé el control de mi cuerpo. Miré mis manos con asombro, y Stephen se me acercó despacio.


-¿Qué... ha pasado?

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