top of page

¿Y ahora qué?

  • Foto del escritor: babochki_lyubov
    babochki_lyubov
  • 17 ene 2022
  • 6 Min. de lectura

CAPÍTULO 14(PETER)


Me desperté a eso de las 2 AM, miré a mi alrededor, tardando un poco en recordar que nos habíamos mudado al complejo y que estaba en mi nueva habitación. La parte buena de todo esto era que había conseguido la habitación con más ventanas y mejores vistas. Podía observar todo el bosque, y le parte de la pared que había en frente de mi cama era un balcón enorme, que conectaba con todas las habitaciones de ese lado del pasillo, y era toda una pared de cristalera impresionante que aún no dejaba de fascinarme. Desde que llegamos podía pasarme horas sentado en mi cama, mirando a través de esa cristalera.


Sentí movimiento a mi lado, en la cama, pero no me giré. Al menos, no hasta que oí su voz.


-¿Pete?-sonaba adormilado y aún estaba tumbado, a juzgar por el hecho de que aún no podía ver su cara.-¿Qué haces despierto a estas horas, bebé?-se sentó, me abrazó por la cintura y yo apoyé mi cabeza en su hombro, cerrando los ojos un instante y disfrutando de ese momento tan íntimo.


-Simplemente me he despertado.-susurré, despacio, aún sin abrir los ojos.-Y como no podía volver a dormir me he puesto a mirar las vistas.-giré un poco mi cabeza, hundiendo mi rostro en su cuello.-Lo siento, no quería despertarte.


Él besó mi frente y dejó sus labios ahí, permitiéndome sentir en el momento en el que sonrió, y provocando una sonrisa en mi también.


-Está bien, bebé.-ronroneé con gusta cuando empezó a acariciar mi cadera, por debajo de la camisa que llevaba puesta, que me iba enorme y le había robado de su maleta la primera noche que pasamos ahí.-¿Te he dicho alguna vez lo mucho que te pareces a un gatito?-reí bajito mientras negaba. Él también rio.-Oh, pues entonces te lo digo ahora. Te pareces mucho a un gatito.-poco a poco empezamos a tumbarnos en la cama de nuevo, con él encima de mi, repartiendo pequeños besos por mi rostro y metiendo sus dos manos debajo de la camisa, ahora acariciando mi vientre.-Eres tierno y suavecito y caprichoso y ronroneador...-empezó a bajar sus besos hacía mi cuello.-¿Quieres que siga?


Gemí cuando succionó un lado de mi cuello con fuerza. Asentí. Él rio.


-No te entiendo, gatito.-susurró contra mi cuello, dándole una lamida que me hizo volver a gemir.-Tendrás que hablar.


Se fue al otro lado de mi cuello y volvió a succionar con fuerza, haciendo que volviese a gemir. Pero entonces paró.


-No has contestado, gatito.-me miró a los ojos, iba a contestar cuando sus dedos apresaron mis dos pezones con algo de fuerza, provocando que gimiera aún más alto.-Si no contestas no seguiremos, gatito.


Llevé mi mano derecha a mi boca y mordí mis nudillos con fuerza cuando el volvió a apretar mis pezones. Un gemido ahogado escapando entre mis labios. Vi como apretaba la mandíbula con fuerza y sentí su erección crecer en sus pantalones de pijama. Pero los dos sabíamos que si yo no contestaba, no importaba las ganas que él tuviera de seguir adelante, no lo haría. Él siempre me había pedido permiso antes de hacer el amor. No era una cuestión de poder, él no quería hacer nada que yo no quisiese, por eso nunca iba más allá sin mi permiso. Nunca. No quería obligarme a nada.


-S-Sí...-suspiré, separando los dedos de mi boca. Asentí frenéticamente y él sonrió.


-Bien.-me besó, sentí su lengua enredarse con la mía, como tantas otras veces, sentí sus labios moverse contra los míos de la forma en la que los dos sabíamos, sentí su aliento en mi boca, nuestras salivas mezclarse y caer lentamente por nuestras barbillas, sin separarnos y con sus manos desabrochando la camisa, botón a botón. Preparándome para lo que venía, aunque ya estuviésemos más que acostumbrados.


Nos separamos cuando el aire empezó a faltar y aprovechamos para sacarme la camisa del todo. No llevaba nada debajo, absolutamente nada, él se relamió los labios al verme, completamente desnudo debajo suyo. Yo suspiré y solté un quejido cuando volvió a inclinarse sobre mí, aún con sus boxers puestos. Él rio y me guiñó un ojo.


-Ya me los quito, ya me los quito.-al tiempo en que decía eso se separó de mí y se bajo y se quitó la única prenda que lo cubría, permitiéndome verle en todo su esplendor, como tantas otras veces antes le había visto.


Volvió a inclinarse sobre y devoró mis labios de nuevo, sentí una de sus manos aproximarse a mi entrada y gemí con fuerza en su boca cuando metió el primer dedo. Lo sentí moverlo dentro de mi, volví a gemir, con aún más fuerza, cuando metió el segundo, abriéndome con calma, con cuidado, casi como si fuese mi primera vez, aunque él se la había llevado, como casi todas mis primeras veces.


Cuando metió el tercer dedo empecé a mover mis caderas al ritmo de su mano, necesitaba que se diese prisa, necesitaba tenerle dentro de mí, ya.


-Te necesito.-susurré como pude entre beso y beso. Él gruñó con fuerza, moviendo sus dedos de manera más agresiva, dando de lleno en mi próstata y haciendo que lanzara un grito mudo.-Sí, sigue.-gemí, cada vez más fuerte, cada vez más cerca de gritar, con sus dedos golpeando mi próstata, sus labios en mi cuello y su otra mano en mi pezón, tirando de él con fuerza.-Har-Harley...-gemí su nombre, noté como se tensó, sacando sus dedos de repente de mi interior, pero yo ya había llegado a mi límite. Me corrí, soltando un gran gemido liberador.


Me sonrió con arrogancia.


-Solo han bastado mis dedos para hacer que te corrieras.-susurró, acercándose a mis labios y mirándome como un depredador mira a su presa. Yo era su presa, y él el depredador, pero, oh, yo ansiaba ser su presa.-Dios, Pete, bebé, eres tan bueno.-Gemí con fuerza en afirmación.-Tan dulce, tan delicado...-me dio un beso por cada palabra, y yo gemí de acuerdo con lo todo lo que decía. Le necesitaba.-Tan mío.


Mordió mi cuello con algo de fuerza, pero nada que no se curase en una horas. Pero hizo que volviese a gemir con fuerza, él gruñó en respuesta, al mismo tiempo en que se adentraba en mi interior con fuerza. Grité. Le sentía dentro de mi, todo él, palpitando, le sentí tensarse y respirar hondo, tratando de no moverse para que me acostumbrara a tenerle dentro de nuevo.


-Ya, ya.-susurré en su oído, mordiéndolo.-Muévete, Harley, muévete.


Él obedeció enseguida, empezando con un vaivén frenético. Un baile que tan bien conocíamos, que habíamos bailado tantas otras veces, en tantos otros lugares diferentes. Le sentía entrar y salir, una y otra vez, golpeando mi próstata con una precisión impresionante, haciendo que gimiera con fuerza, echando mi cabeza hacia atrás y dándole libre a acceso a mi cuello, que atacó con fiereza mientras yo arañaba su espalda, una y otra vez.


Un nuevo grito abandonando mi garganta cada vez que él empujaba dentro de mi y golpeaba ese punto que tan bien conocía. Los dos estábamos cerca de llegar al clímax. Podía sentir en la manera en la que sus embestidas se volvían más y más rápidas con los minutos, más violentas. Hasta que se detuvo, dando un último golpe a mi próstata se quedó ahí, quieto, moviendo un poco su cadera en círculos, rozándola todo el rato y haciendo que gimiera con gran fuerza mientras me corría, por segunda vez, y sintiendo su semilla en mi interior, llenándome, al igual que muchas otras veces.


No nos movimos de esa posición, abrazados, con Harley en mi interior y su cabeza en mi cuello, y yo rodeándole con mis piernas, y abrazando con fuerza su espalda, llena de mis marcas.


-Ha sido muy intenso.-le dije, acariciando sus rubios cabellos con suavidad. Él solo asintió, adormilado.


-Espero que puedas dormir después de esto.-dijo, para acto seguido bostezar. Yo reí.


-¿Me has follado así solo para hacerme volver a dormir?-le pregunté con tono de burla. El rio también y asintió. Yo ronroneé.-Quizás no esté lo suficientemente cansad.-susurré, para morderle la oreja. Harley gimió. Moví mis caderas en círculos durante unos segundos, aún con él dentro de mí, y luego lo empujé a un lado, sin dejarle salir.-Quizás necesite un poco más de "ejercicio".


Harley me miró, desperezándose, poniendo sus manos en mis caderas, listo para ayudarme a moverme.


-Entonces debemos cansar a este gatito primero.-susurró, sentándose y devorando uno de mis pezones con su boca, mientras empezaba con otro vaivén fuerte y rudo.


Desde luego, iba a ser una larga noche.

Entradas recientes

Ver todo

Comments


Suscríbete para recibir las notificaciones de las actualizaciones de mis historias

¡Gracias por suscribirte!

© 2023 by The Book Lover. Proudly created with Wix.com

bottom of page