top of page

¿Y ahora qué?

  • Foto del escritor: babochki_lyubov
    babochki_lyubov
  • 17 ene 2022
  • 7 Min. de lectura

CAPÍTULO 2


-¡Morgan, no te alejes!-Avisé a mi hija, de apenas un año, que había empezado a caminar hace unos meses y que ahora mismo parecía empeñada en alejarse de mí.


A mi lado, Stephen rio.


-Déjala.-Se acercó abrazándome por la cintura.-Si, total, no es como si algún coche pudiese atropellarla.


Suspiré, a pesar de saber que él tenía razón, no podía evitar preocuparme, era mi hija, mi pequeña niña, al fin y al cabo.


-Lo sé, pero aún así no puedo evitar preocuparme.-Me dejé balancear al ritmo que Stephen imponía con su cuerpo, cerrando los ojos, relajado.-Y más ahora.


Stephen suspiró antes de depositar un suave beso en el hueco de mi cuello, justo después me giró en sus brazos y me obligó a mirarle a la cara, agarrándome de las mejillas con sus grandes manos.


-Todo va a estar bien Tony.- besó mi frente, como siempre solía hacer cuando estaba preocupado.-Te prometí que te protegería, y pienso mantener mi promesa. Siempre.


-Siempre.-asentí cuando juntó nuestras frentes, para después sentir sus labios sobre los míos, en un beso suave, pero lleno de sentimientos, como todos los que compartíamos.


Hacía casi tres años que había terminado la denominada Civil War. Todo había ocurrido demasiado deprisa.


Mi dolor por el enfrentamiento contra Steve, mi depresión, conocer a Stephen, enamorarme de él, concebir a Morgan, tenerla entre nuestros brazos por primera vez...


Casarnos.


Todo había ocurrido tan rápido, demasiado. Porque nuestra tranquilidad terminaba hoy, aquí y ahora.


Porque Steve y sus "aliados" volvían a casa hoy.


Porque los acuerdos habían sido anulados.


Porque tendría que enfrentarme a la prensa después de dos años de felicidad y tranquilidad completa.


Pero lo más importante, tendría que enfrentarme a Steve, al que había considerado el amor de mi vida.


Suspiré con cansancio, con miedo, mientras enterraba la cara en el pecho del que, ahora, era mi marido.


-Te amo.


Él besó mi frente con cariño, antes de contestarme.


-Y yo a ti más. Siempre más.


-¡Hey, Morgan!-ambos escuchamos esa voz tan conocida a nuestras espaldas, y sonreímos a la vez mientras le mirábamos.- ¿Qué haces tan lejos del porche? Papá se enfadará si intentas escaparte de casa tan joven, y padre también.


Los dos reímos por las ocurrencias del chico, que nos miró en seguida al oír nuestras risas.


-Hola, Pete.-dije, saliendo de mi lugar seguro preferido, los brazos de mi esposo, y acercándome al que era mi segundo hijo.- ¿Qué tal en el colegio? ¿Te han puesto mucha tarea?


-Hola, papá.-Peter sonrió mientras cargaba a Morgan en su cadera. Peter adoraba a su hermana pequeña desde que llegó.-Y no, no me han puesto tarea. Tengo la tarde libre.


-Eso es estupendo, porque por ahí viene Harley. Así podremos pasar la tarde en familia.-contestó Stephen, señalando como, efectivamente, el coche perteneciente a mi primer hijo se acercaba a la casa.


-Una tarde en familia.-repetí, degustando como sonaba.-Eso estaría genial, las he echado de menos desde que Harley se fue a la universidad.


-Lo sé, cariño, lo sé.-Stephen me abrazó por la cintura, para después asentir en dirección a Peter con una sonrisa enrome.


Me sentía el hombre más afortunado del mundo. Tenía una familia estupenda, mi marido, mis tres hijos que, a pesar de que Harley fuese adoptado y Peter hijo de Steve, Stephen los trataba como si fuesen sus propios hijos, también lo habían hecho nuestros amigos, los nuevos vengadores, quienes me habían apoyado cuando estaba solo contra el mundo. Los que me salvaron la vida.


Todos ellos eran mi familia, nuestra familia. Y aquello no iba a cambiar porque los viejos vengadores volvieran a aparecer ante el mundo sin ser fugitivos. De ninguna manera.

Después de dos horas, mientras Stephen estaba en la cocina preparando la cena y los niños y yo preparábamos la mesa, empezaron a llegar el resto integrantes de nuestra extensa y variopinta familia.


Rhodey, Pepper y Happy fueron los primeros en llegar. Ellos, que habían estado conmigo desde el principio, y que seguirían a mi lado hasta el final. Los recibí con un fuerte abrazo a cada uno, y felicité a Happy y Pepper por su reciente compromiso. ¿Quién pensaría que mi exsecretaria se acabaría casando con mi antiguo guardaespaldas? Mi yo de hace 10 años no, desde luego.


Nos ayudaron a acabar de acomodar la gigantesca mesa fuera, después de haber ido a saludar a Stephen en la cocina, claro.


Al rato, llegaron los Guardianes de la Galaxia, quienes habían dejado su nave en el complejo de los Vengadores. A ellos los habíamos conocido cuando Peter, sin querer queriendo, provocó que se abriera un portal en la nave. Después de unos meses, y de muchas peleas con Quill sobre si Missouri era parte de la Tierra o no, al final también habían pasado a ser parte de esta curiosa y gran familia.


Había descubierto a un nuevo amigo en el mapache parlanchín, Rocket, al ver que se le daba casi tan bien la mecánica como a mí. Por otro lado, Mantis y Drax eran extraños, pero graciosos, se habían adaptado bien al cambio, al igual que Groot. Ahora todos hablábamos el idioma Groot, aunque los profesores no habían sido muy buenos. Y luego estaba Gamora, que me recordaba mucho a Natasha, de quien había esperado un apoyo, que al final resultó falso, pero que más podía pedir, Romanoff siempre ha sido una doble espía, está en su naturaleza.


Posteriormente, llegaron Carol Danvers, también conocido como Capitana Marvel, y algo así como la mejor amiga de Gamora. Y digo algo así, porque no entiendo a esas mujeres, pero bueno, mientras no se peleen, yo contento. Luego llegaron Hope, con su padre Hank, y Laura Barton, con sus hijos, Cooper, Lila y Nathaniel. Me extrañé un poco cuando no vi a Wong llegar, pero en cuanto entré en la cocina lo vi allí, cocinando con Stephen. Al parecer había abierto un portal directo a mi cocina, aunque no debería sorprenderme, siempre hacía lo mismo.


Cuando Stephen, Wong y yo llevamos la comida ya lista fuera, finalmente habían llegado nuestros últimos invitados. Los asgardianos, más mi hermano de ciencias, Bruce y Visión, quién también era una especie de hijo para mí.


Al principio, cuando Thor volvió del espacio, sin pelo, ni martillo, ni ojo derecho, con Bruce, una mujer que nadie conocía de nada y su hermano suelto sonriendo con malicia, todos nos pusimos en alerta. Pero después Thor nos contó lo que le había pasado, lo de su padre, su hermana escondida, Sakaar, un tal Grand Master, y su reconciliación con Loki. La historia de Bruce y Valkyria, el Ragnarok, etc. Por lo que le pusimos a Loki un tiempo de prueba, y lo pasó con éxito, pasando a formar parte oficialmente de los Vengadores, y convirtiéndose en mi asgardiano (bueno, gigante de hielo, tecnicismos, tecnicismos) favorito.


Todos nos sentamos a comer, yo estaba alimentando a Morgan, la cual estaba sentada en su trona, cuando siento como algo, o más bien alguien, trepa por mis piernas y se sienta en mi regazo. Miro hacia abajo curioso, y veo a un pequeño ladronzuelo robando comida de mi plato. Stephen también lo ve, y los dos solo atinamos a reír mientras negamos con la cabeza, al parecer el pequeño ladronzuelo no se ha dado cuenta de que le hemos pillado, lo cual hace que riamos más y que alguien más lo pille.


-¡Daven! ¡Ven aquí ahora mismo!-el grito de Loki se escuchó tan fuerte que todo el mundo se calló, mientras que Loki se levantaba de su silla, al lado de Thor, y se acercaba hacia mí furioso, mirando al pequeño rufián que era su hijo, sentado en mi regazo, con fuego en sus ojos.


-Te has metido en un lío con tu madre, jovencito. Yo que tu empezaba a huir.-le susurré al niño, que me sonrió y acto seguido se bajó de mi regazo corriendo en dirección contraria a su madre y dando la vuelta a la mesa, para llegar donde estaba Thor y subirse en su regazo. El rubio, cuya melena estaba empezando a crecer de nuevo, reía con alegría y jubilo mientras observaba a su ofuscado cónyuge echarle la bronca a su primogénito.


Al ver la escena todos comenzamos a reír con ganas. Poco después de llegar a la Tierra, Thor y Loki habían contraído matrimonio, con una ceremonia preciosa y llena de lujos. Muy asgardiana, como había dicho mi buen amigo Bruce. Y, no mucho después de la boda, un día, Loki se puso en labor de parto en medio de una reunión de los vengadores, dejándonos a todos pasmados. Incluso el propio cuernitos se había sorprendido gratamente al darse cuenta de que estaba embarazado. Thor se había desmayado. Bruce y yo habíamos ayudado al mago a traer al mundo a ese pequeño rufián que se refugiaba en los brazos de su padre de las broncas de su madre. Ya que, al parecer, los gigantes de hielo solo son hombres, no existen mujeres gigantes de hielo, por lo que Loki es, técnicamente hablando, la madre de Daven.

Daven, un nombre que Loki había escogido, entre lágrimas de alegría cuando al fin tuvo a su hijo en brazos después de largas horas de trabajo de parto, y que significa "hombre amado", porque él quería que su hijo tuviera lo que él no tuvo.


Y lo estaba consiguiendo, porque si alguien preguntara por la familia perfecta, no dudaría en señalarlos a ellos tres, ni yo ni, seguramente, ninguno de los que estaban sentados alrededor de la mesa, mirando con diversión como Thor defendía a su hijo de las riñas de su amante.


-Bueno, jovencita, tú también tienes que comer.-me giré hacia mi hija, y vi la mejor imagen que podría haberme encontrado.


Aparentemente, Stephen se me había adelantado en eso de acabar de alimentar a nuestra hija, ya que le estaba dando un poco de su propia comida, mientras le hablaba en susurros,

cosas que yo no podía escuchar pero que hacían reír a Morgan.


Y supe que así era como quería que fuese mi vida. Supe que quería congelar aquel momento, y quedarme ahí para siempre. Justo así, rodeado de mi extraña familia, junto al hombre al que amo y junto a nuestros hijos. Con Loki regañando a Daven y Thor defendiéndolo, con todos riendo, llenos de alegría, cómodos, felices.


Pero no todo dura para siempre. Y eso todos lo sabíamos muy bien. Esta iba a ser, muy probablemente, la última velada familiar que íbamos a tener en mucho tiempo, o puede que la última que tengamos para siempre. Y, por eso, todos estábamos disfrutando al máximo, porque mañana, todo habrá cambiado.


Mañana todo habrá acabado.


¿Has conseguido todo lo que querías, Anthony?


Sonreí con nostalgia, hacía mucho que no escuchaba tu voz, conciencia.


Oh, ¿es que acaso me has echado de menos? ¿Ya no puedes vivir sin mí?


Tenías que ser yo. Rodé los ojos con diversión.


No has respondido a mi pregunta. ¿Has conseguido todo lo que querías?


Miré a mí alrededor con calma, grabando en mi memoria ese momento. Sus sonrisas, sus ojos, sus expresiones, sus voces, sus apariencias. Sonreí con cariño cuando acabé.


Sí, he conseguido todo lo que quería.


...


Me alegro por ti, Tony. Te lo mereces.


Sonreí con lágrimas de felicidad en la comisura de mis ojos. Sí, me lo merezco.

Me merezco mi final feliz.

Entradas recientes

Ver todo

Comments


Suscríbete para recibir las notificaciones de las actualizaciones de mis historias

¡Gracias por suscribirte!

© 2023 by The Book Lover. Proudly created with Wix.com

bottom of page